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viernes, 17 de junio de 2016

Gastón Cornejo Bascopé con lenguaje claro y contundente nos cuenta la historia del Club Hípico y las acciones del oficialismo para construir "dizque" un mastodóntico estadio para 70 mil personas basado en "los suenos de Evo" y sin importarle la voluntad de los cochabambinos que reaccionan en contra de la locura



CLUB HÍPICO DE COCHABAMBA.


Veamos la historia de este emprendimiento deportivo, vital para la convivencia social en la antigua Villa de nuestras nostalgias vallunas.
En el diario cochabambino de Juan Francisco Velarde “El Heraldo”, fechado el 10 de Febrero del año 1889 (127 años) es posible leer: “El entusiasmo con que se concurrió á las carreras el día 7 en el Prado y a las que asistió casi toda la población en masa, ha formalizado el pensamiento en Cochabamba de establecer un centro apropiado para esta clase de espectáculos. Se trata de organizar un Club Hípico, institución que no sólo proporciona momentos de solaz  y reunión á los aficionados sino que sirve al mismo tiempo como un estímulo y motivo de adelanto y mejora para la raza caballar.
Cochabamba conserva sólo la fama de lo que en tiempos no lejanos, eran los caballos de sus praderas. La raza de los caballos de silla, falta de un método que propenda á su mejora va degenerando rápidamente y apenas sí se conservan en Mizque esos rarísimos ejemplares de animales de fortaleza y nobleza.
No se ha parado mientes en que la ganadería en cualquiera de sus divisiones es una riqueza que debe explotarse. Estamos en condiciones de no despreciar esa industria lucrativa y fácil; pero es necesario fomentarla convenientemente. Nuestras hermosas praderas y pastizales, al mismo tiempo que una iniciativa eficaz asegurarán en éste orden á Cochabamba un predominio indisputable. El Club Hípico en proyecto viene á llenar una necesidad sentida; ójala que no fracase tan importante pensamiento. Sabemos que ya se hallan suscritas muchas acciones”
Pasaron esos años primigenios hasta el tiempo de las vivencias personales. Al evocar mi niñez, recuerdo que cada uno de los miembros de la familia compramos acciones del iniciado “Club Hípico Cochabamba”, pues en conjunto teníamos gozo y experiencia en montar esos bellos animales cargados de inteligencia y amistad por los caminos de herradura partiendo de Huayllani hacia las estancias de Palca y Caluyo en las alturas de la cordillera del Tunari.
Fueron pagadas puntualmente todas los mensualidades hasta tener invertido un buen capital familiar. Próximos los años de la quinta década del pasado siglo, el Tesorero del Club fugó con el dinero de la totalidad de los socios. Quebró el proyecto, pero pudo más el esfuerzo tradicional y la férrea voluntad de los cochabambinos, empeñosos por reactivar las carreras dominicales de caballos importados de Argentina, Perú y Chile; hermosos ejemplares montados por jinetes extranjeros y locales, entre éstos distinguí y aposté siempre a “Huacho” Zamorano, el condiscípulo recio en merecimientos y en obras de progreso, como su padre, el señor Alcalde, Don Aníbal Zamorano.
Mayo 2016. El Club Hípico actual tiene más de 70 años. Ya no existen las carreras tradicionales, pero aún estaban vigentes las competencias hípicas de salto y las escuelas de Natación, Futbol, Tenis, Tiro con Arco,  Equitación. El área social en un hermoso inmueble con piscina, y una extensa área verde, envidia de gente sin escrúpulos; para ella se diseñaban vitales proyectos educativos y ambientales que debían mitigar la polución de la ciudad campeona de polvo y mugre.
Afirmo en pretérito, pues esta mañana fue tomado el predio con cien policías bien armados contra pequeños niños deportistas solamente armados de inocencia y amor al deporte; hasta que un Tribunal Internacional de Justicia ordene el respeto a la propiedad privada en Bolivia conculcada por una anti-ley promulgada por los dos tercios prepotentes.
La norma inconstitucional disparó la corrupción jurídica, la misma que será continuada por otras similares de corrupción administrativa, técnica, social y política; mismas que serán multiplicadas en distintas áreas de la vida orgánica de nuestro Cochabamba, ex-Ciudad jardín, ex-Suiza del continente, permutada y caracterizada como la productora de coca-cocaína en el corazón del TIPNIS con pista de aterrizaje incluida. 

El rancio objetivo de la ilegal expropiación es construir un enorme estadio para setenta mil personas aficionadas al futbol que se titulará “El Batán”. Sí, el batán demoledor de la CPE, de la atmósfera del valle central, y elefante blanco que servirá, como en Santiago de Chile, para concentrar, torturar y matar a los enemigos políticos del pinochetismo populista.