el proyecto de la cárcel de seguridad de La Habra no ha sido concluído. Por insuficientes recursos no pudo ser completado en tu totalidad de donde resulta que mientras en San Sebastián 600 personas deben cohabitar en 550 metros cuadrados, El Habra está desierto. gran parte de los pabellones no han podido ser construídos y felizmente todavía queda espacio físico para albergar a por lo menos una parte excedente de San Sebastián.
De los horrores que se viven en aquel "infiernillo" está la promiscuidad, el hacinamiento, porque en Escandinavia no pueden, ni siquiera imaginar que en tan pequeño espacio físico puedan vivir hombres, mujeres y niños y los policías, medio centenar a cargo de la seguridad y el orden. Lo más crítico es la suerte de 150 o más menores que asisten diariamente a diversas escuelas y son socorridos por organizaciones filantrópicas que se hacen cargo de ellos por la mañana los conducen a los centros de educación donde teóricamente les proveén desayuno y luego las organizaciones les ofrecen un almuerzo aceptable y un sitio donde realizan sus tareas escolares, antes de morir el día los devuelven a la cárcel donde están sometidos por fuerza de las circunstancias al mismo régimen que sus padres. Permiso para salir, permiso para entrar, estrechez en todo sentido, falta de espacio para su aseo personal, deficiente ambiente de convivencia y los peligros de conducta violenta, violaciones, hechos de sangre que son necesariamente frecuentes. Los bebés permanecen en la cárcel junto a sus madres que se ocupan de cocinar, lavar ropa y hasta coadyuvan en el trabajo manual de los presos que son carpinteros, pintores, hojalateros, y otras artesanías y oficios.
Hacinados como se encuentran, algunos duermen sobre las máquinas de carpitería, en los pasillos y en los mismos talleres, no queda un metro libre ni en los patios, corredores, las cocinas,hasta la enfermería que debería estar reservada para casos de emergencia sirve de dormitorio, cuando las visitas ingresan allí durante el día pueden tener una idea de lo pasa en aquella vieja y semiderruída casona de dos pisos, si la visita se realiza pasadas las nueve de la noche, ya se muestra el espectáculo dantesco en su cruel expresión.
El comité pro-cárcel de La Habra que todavía no desapareció tendría que realizar un nuevo esfuerzo y conseguir consenso de todos los involucrados, la justicia, la policía, las autoridades sociales de la Alcaldía y de la Prefectura, los mismos presos, la Cruz Roja, etc., hasta conseguir que por lo menos 200 presos sean traslados de allí y resolver por la via jurídico-legal la situación de los menores, a quienes la sociedad debe todo respeto, en lugar de ofrecerles un castigo por culpas que no cometieron. El cuadro es, simplemente intolerable!
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