Si hubiera que escoger una zona de nuestra ciudad para sintetizar la manera caótica como está creciendo y modernizándose, sería difícil encontrar una mejor muestra que El Prado y sus alrededores.
En efecto, y tal como lo refleja un reportaje publicado en nuestra edición de ayer, el que hasta hace algunos años era todo un símbolo de las mejores cualidades de nuestra ciudad y sus habitantes, ahora representa exactamente todo lo contrario. De haber sido uno de los puntos favoritos de encuentro familiar y sana recreación se ha convertido en una zona donde convergen muchas de las peores características de la vida urbana.
La inseguridad ciudadana, la infraestructura deteriorada y la basura en la calle, la contaminación acústica y la paulatina transformación de sus aceras en una especie de mercado callejero son algunos de los rasgos más negativos. A tal extremo se ha llegado que a El Prado ya le corresponde el rótulo de “Zona Roja” por lo frecuentes que son los asaltos, atracos, peleas y balaceras en sus alrededores.
Según los representantes del barrio, de nada han servido hasta ahora las cartas que reiteradamente enviaron a las anteriores autoridades ediles y departamentales, pues nunca recibieron más respuesta que la indiferencia.
Es de esperar que ahora que se inicia una nueva gestión edilicia esa actitud cambie. Y no sólo en resguardo de la calidad de vida y tranquilidad de los vecinos del barrio, sino porque El Prado es patrimonio de toda la ciudad por lo que su conservación interesa y conviene a todos.
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