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sábado, 23 de mayo de 2015
muchas veces en este mismo blog GONZALO MOLINA, apelando al enorme bagaje de conocimientos que posée sobre el tema, ha insistido en el megaproyecto del Corredor Bioceánico. optimista cree que aún se dan las condiciones para reconducir el proyecto por territorio boliviano. cancillería y gobierno deberían tomar en cuenta sus atinados planteamientos.
Para ellos el momento es el preciso, estamos sin los enviados de Itamaraty y de La Moneda y como van las cosas, el negocio del ferrocarril… está en manos de la Cancillería
Como estaba dicho en numerosas columnas de este mismo medio, fuimos nosotros, (nuestros gobernantes) los que fatigamos a Brasil para que finalmente tome la opción de ignorarnos y extender el trazo ferroviario interoceánico por el borde externo de nuestras fronteras, (por el Acre) asumiendo cientos de kilómetros de trayectoria y gastando 10 veces más de su presupuesto para trasladar millones de toneladas de carga de exportación a las costas del Pacífico por el territorio que en 1867 los invasores arrancaron a Bolivia (490.000 kilómetros cuadrados) a la cabeza del Barón de Río Branco cuando no estaba de acuerdo con que el presidente José Manuel Pando formalice con una empresa Inglesa-Norteamericana la intención de poblar la región.
Ante la negativa del Gobierno de Bolivia, los brasileños determinan el alzamiento de los colonizadores y éste fue el comienzo de la llamada “segunda revolución del Acre” que obligó a Bolivia a abandonar su territorio por la fuerza.
Entre otros ofrecimientos de guerra, a cambio del territorio, Brasil debiera haber construido un tramo ferroviario de 390 kilómetros desde Aiquile a Santa Cruz que avanzó en su desarrollo con la realización de los estudios de ingeniería a trazo final entregados a Bolivia por los presidentes brasileños, Emilio Garrastazú y Ernesto Geissel en 1972, realizados a costo de Brasil por la Instituto Brasileño de Planeamiento del Transporte (Geimpot) mediante la consultora Sonotecnica y la empresa canadiense Canac International Inc. Trabajos que hasta hoy no fueron realizados y los estudios quedaron en la oscuridad y el silencio de los archivos nacionales de Brasil y Bolivia.
Si los Tratados Internacionales deben ser honrados, entonces, Brasil debe construir a su costo la ferrovía Aiquile - Santa Cruz de acuerdo al “Tratado de Límites y Comunicaciones Ferroviarias entre Bolivia y Brasil” firmado en Río de Janeiro en diciembre de 1928 por los Plenipotenciarios Fabián Vaca Chávez y Octavio Mangabeira cuando se dio por finalizado el conflicto bélico con obligaciones pendientes.
Para emprender negociaciones referidas al cumplimiento del Tratado, es necesario promover un completo y veraz estudio con Brasil. Estamos conscientes de que los intelectuales, historiadores, diplomáticos y políticos, analizan las operaciones de los sistemas internacionales pero son los estadistas los que tienen el deber de ejecutarlas.
El negocio del ferrocarril en estos tiempos da para hacer funcionar la economía y la diplomacia y se convierte en indiscutible cuando el tema se aborda con cifras conociendo el costo de 10.000 millones de dólares que hará Brasil para llegar al Pacífico bordeando nuestras fronteras y está presupuestado que el costo del tramo ferroviario Aiquile – Santa Cruz será de 1.000 millones de dólares. Lo dicho, 10 veces menor por ser el trazo más corto (390 km) atravesando nuestro territorio.
Se puede añadir a lo dicho, que nuestro territorio está estratégicamente ubicado para aproximar los puertos del Atlántico con los del Pacífico (3.800 km) por ser la vía mas corta, entonces los precios de los productos por tonelada kilómetro en puerto Pacífico, serán más competitivos y que tenemos en Brasil y Bolivia los estudios de ingeniería a trazo final del tramo Aiquile –Santa Cruz, que sólo debe ser actualizado, por los que Brasil pagó 10 millones de dólares, para la construcción de los 380 kilómetros.
No debe confundirse el trazo ferroviario central de los corredores interoceánicos, con el trazo predeterminado del norte porque este último no tiene ni la más remota posibilidad de atravesar sectores en formación, geológicamente inestables para construir el corredor interoceánico, ese tramo norte, terminará en Bulo Bulo.
El Banco de Desarrollo de la China ofreció el financiamiento necesario para su construcción por encontrar en sus estudios que la tasa interna de retorno es del 30 por ciento. (Hagler Bailey). Japón mediante JICA puso como contraparte a disposición del Gobierno boliviano 50 millones de dólares para construir un nuevo trazo en la cuenca del río Arque entre Cochabamba y Oruro.
El paso de los trenes podría constituirse muy pronto en la estrella del repunte de nuestro PIB como lo es el canal de Panamá para ese país. La fluidez del comercio entre los gigantes orientales del mundo y Brasil depende del paso ideal y estratégico sólo por territorio boliviano y los ferrocarriles son la mejor alternativa del transporte terrestre.
Finalmente, es bueno decir que sólo nos queda mirar la espalda de Perú que presuroso acepta el negocio del ferrocarril a cualquier precio y en su derecho está. La construcción del gasoducto que partiendo de Camisea llegará muy pronto al sur de su territorio invitando a los vecinos (de manera indirecta pero fatal) a devaluar nuestra riqueza. Para ellos el momento es el preciso, estamos sin los enviados de Itamaraty y de La Moneda y como van las cosas, el negocio del ferrocarril… está en manos de la Cancillería.
El autor es exsenador de la República.
gomolina2003@yahoo.com
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