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miércoles, 18 de julio de 2007

Las 7 maravillas de Bolivia

Bolpress ha publicado de la producción de Ramón Rocha la siguiente crónica con su explicación previa. Aunque el Cristo de la Concordia figura como otra además de las 7, pensamos disentir con David García y colocar al monumento entre los tres primeros lugares. Rocha escribe: Por intermedio de mi amigo Miguel Esquirol recibí una propuesta muy interesante del arquitecto David García sobre las 7 maravillas de Bolivia. Por su extensión, debo sintetizarla.
Dice así:
La primera maravilla, es la ciudad de La Paz: "la mano del hombre ha tallado un paisaje que la naturaleza ya tenía dominado para hacerlo cada vez más suyo. La ciudad emplazada en medio del altiplano, en el lugar más imposible, una hoyada, una grieta, escabulléndose del mismo, reflejando la luz del sol en las diferentes gamas de colores y texturas que tiene sus superficies, la hacen, más que maravillosa, fantástica.
La segunda, Tiwanaku, "el" lugar, centro ceremonioso, de culto, de testimonio del hombre entendedor de los viajes lunares para regar sus cultivos, de los ingresos del sol para destapar el alma. Tiawanaco trasciende el lugar construido, para volverse testimonio de cuán etéreo es el paso del hombre por la tierra.
La tercera, Potosí: Recorrer el casco viejo potosino es un viajar en el tiempo y sumergirse en los imaginarios que construyeron en el principio a Bolivia, cuando esta ciudad era una de las más grandes del mundo y su riqueza trajo placer y dolor a millones de almas.
La cuarta, Sucre, una ciudad que renuncia a su pasado colonial, y se baña del blanco que trae la arquitectura Neoclásica, acompañada de los aires que trae la independencia del país, la fundación de la nueva República y el corazón de lo que conformará Bolivia.
La quinta, las misiones jesuíticas y sus iglesias, muestra sincera de una intervención que incluye el paisaje, la arquitectura, y la gente. El grado de confort de estos lugares puede que no sea equiparado por alguna construcción sacra de su tiempo. Su inserción no va acompañada de la mancha que a veces deja la presencia del hombre en la virginidad del paisaje, respetando materiales y formas, casi confundiéndose con los templos naturales bajo las bóvedas de los árboles.
La sexta, el Palacio de Portales, de Cochabamba: el Rey del Estaño, Simón I. Patiño, decide traerse al valle, mansión, jardines y paisaje de un entorno ajeno al nuestro y de orígenes franceses de alcurnia y aristocracia teñida de la luz de la Ilustración. Si bien no es una muestra de lo que identificaría a la arquitectura del valle, es la muestra arquitectónica que mejor ha sabido integrar el jardín de la "casa" y de alguna manera entintar el sentido de Ciudad Jardín, que sigue siendo la pauta de construcción espacial en la ciudad.
La séptima maravilla, La Cancha: producto de la construcción de necesidades, de fuentes de vida, y de maneras de participar en los espacios, si bien caótica, propia e intrínseca además uno de los mercados cubiertos más grandes del planeta. Mercado bañado de aromas, hedores, colores, texturas, sonidos, ruidos, es algo que crece de manera casi incomprensible y sin embargo compatible con lo que ofrece. Lo ofrece todo y nada, y pasear por este lugar puede ser una aventura que cobra mayor vida aun durante los días de mercado, y que al transcurrir el tiempo sólo queda saber que hemos sido parte de su misma construcción.
A continuación, menciones honrosas: Los anillos de Santa Cruz; el mural del Templo de San Lorenzo (Potosí); La Casa de Moneda (Potosí); La Calle Jaén (La Paz); 5. El Puente de las Américas (La Paz); El Cristo de la Concordia ; y la Universidad San Francisco Xavier (Sucre).

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