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miércoles, 25 de septiembre de 2013

yo acuso
17 años de la privatización de los ferrocarriles

Gonzalo Molina Ex-senador de la República


Siendo que el ferrocarril en el mundo entero es uno de los parámetros con los que se mide el progreso, resulta que Cochabamba se halla en franco y evidente retroceso sin perspectivas de soluciones.
Cargamos diez y siete años con protestas y reclamos  porque a Cochabamba le robaron la dignidad en su cultura ferrocarrilera,  porque no fue ni es bien entendida y acabó siendo la peor  víctima de la privatización de los ferrocarriles con inconmensurables pérdidas económicas y sociales en su rol articulador del Oriente con la zona Andina del país.
Hemos reclamado y gestionado  ante el Palacio de Gobierno, Parlamento,  Gobernaciones,  Municipios y Comités Cívicos, como también lo han hecho  Ramón Claure Calvi, Samuel Mendoza, Alfonso Balderrama, Ramiro Velasco Romero y muchos otros que merecen nuestro aprecio. Todos hemos publicado  reclamos unas veces con energía y otras llorando sentados en una grada.  Parecen reclamos escritos en chino porque nadie los entiende.  Oportunamente solicitamos  a la Policía, el resguardo de los bienes de Ferrocarriles Residuales, siendo negada toda posibilidad por falta de presupuesto.
Y los ferrocarriles se fueron de Cochabamba, se llevaron todo, nos quedamos sin nada, con pueblos fantasmas, anquilosados en el centro del país, en el corazón de la Región Sur americana, frustrados en el mejor lugar estratégico para la geopolítica de la economía desarrollista,  la infraestructura de exportación, del comercio,  el turismo y de la conexión inter-oceánica.
Los terraplenes sembrados de durmientes, rieles y eclisas colapsaron, se perdieron los muros defensivos en la cuenca de los ríos  Arque, Changolla, Rocha, y Hualla.   Desaparecieron los puentes metálicos igual que los tanques  de agua, se fueron en leña los durmientes y en chatarra  los rieles, las eclisas y los pernos de anclaje.
Eran cuatro hermosas  vaporinas para las que pedimos auxilio a la Embajada de Cuba, porque son los únicos en este continente que restauran ese tipo de locomotoras y nos negaron.  Fueron entonces desarmadas a combazos y cortadas con soplete para vender sus partes como chatarra.  Las enormes y bien dotadas maestranzas con grúas y tornos, fueron saqueadas, la estación central alquilada, otras intermedias vendidas, los predios que pertenecían a la Empresa Residual están ocupados.
La comisión que recientemente fue creada en la Asamblea Nacional para investigar estas atrocidades  tendrá mucho trabajo con los ferrocarriles de Cochabamba desde la estación de Aguas Calientes que limita con Oruro, hasta la estación de Aiquile que debiera continuar a Santa Cruz y encontrará pruebas aterradoras en las oficinas del Estado, en hemerotecas y en Google que tienen que ver con nuestro sistema de transporte ferroviario, con trocha métrica y velocidad media de 30 Km. hora cuando otros países están entrando a los trenes Maglev de super velocidad.
 Y  no existen perspectivas ciertas de solución porque el paso de los rieles por zonas geológicamente inestables no es comparable a la travesía por pie de montaña  como es el proyecto Aiquile – Santa Cruz que una vez mas queda injustamente relegado.

    

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