Que Cochabamba tenga tren o tranvía recuperando y utilizando en lo fundamental la antigua red y estación ferroviaria, como propuesta inicial para encaminar los estudios de factibilidad y diseño final está bien. Pero, lo inaceptable, lleno de dudas y desconfianza ciudadana, es la firma del contrato “llave en mano” por un costo millonario, sin saber cuánto es su precio real o cuán rentable y competitivo será el día en el que el llamado “tren metropolitano” comience a operar y disputar la demanda y oferta de pasajeros con los miles de trufis, micros, buses y taxis que recorren todas las vías de la región metropolitana cumpliendo este mismo servicio.
El Ministerio de Obras Públicas ha firmado un contrato por 537 millones de dólares para reconstruir o construir y equipar con trenes o tranvías eléctricos 40 kilómetros de la línea férrea existente desde Sipe Sipe a Cochabamba ampliando hasta El Castillo en la ruta a Sacaba. No hay proyecto ni precios de referencia que sustenten esta inversión multimillonaria, sin parangón en la historia cochabambina, cuyo financiamiento estará a cargo de la empresa contratada y cuyo costo final pagaremos nosotros con nuestros impuestos o cancelando los servicios caros de este tranvía millonario.
¿Será rentable, competitivo y sostenible en el corto, mediano y largo plazo este tranvía con más de 500 millones de dólares invertidos en su ejecución? ¿Qué tiempo y precio en pasajes le costará al ciudadano común trasladarse desde su vivienda a la parada del tranvía hasta llegar a su destino final? ¿Será más ventajoso que el transporte de trufis y minibuses que cubren todas las rutas de Cochabamba?
Las preguntas y dudas suman y no hay respuesta del Ministerio de Obras Públicas ni de la Gobernación cochabambina, porque no hay un estudio con rigor técnico y transparencia profesional que explique y justifique semejante inversión.
Por la ausencia de un proyecto propio, el diseño técnico lo efectuará la empresa española con el fin de justificar su millonario contrato que servirá al mismo tiempo para el financiamiento con la banca extranjera de los recursos económicos necesarios para la construcción y equipamiento del servicio de tranvía. En consecuencia, habrá una dependencia total en lo tecnológico y financiero de lo que haga la compañía. El Ministerio de Obras Públicas recibirá “llave en mano” y durante tres años que durará su ejecución su función se limitará a fiscalizar más formal que realmente el avance de la construcción como ocurre con otras obras ejecutadas en el país.
Para que los cochabambinos no carguemos en nuestras espaldas un elefante blanco, lo que se tiene que exigir al Ministerio de Obras Públicas y a la Gobernación es elaborar previamente los estudios de prefactibilidad, factibilidad y diseño final del proyecto “tren o tranvía metropolitano” donde se demuestre desde el punto de vista económico y financiero, de estudios de mercado y diseño técnico que es viable, competitivo y sostenible y que, en consecuencia, debe merecer el apoyo ciudadano; pero si se demuestra lo contrario no hay nada que hacer y debe suspenderse o rescindirse el contrato.
Las preguntas de fondo que los gobiernos nacional y departamental deben explicar a los cochabambinos son las siguientes:
1. ¿El tranvía a instalarse será más ventajoso en términos de precio, calidad de servicio y accesibilidad para el ciudadano que actualmente utiliza el trufi o microbús para trasladarse desde su barrio o vivienda al lugar de su trabajo?
2. ¿Cuántos pasajeros por día, mes o año se proyecta transportar por el tranvía que justifique su costo de inversión?
3. ¿En cuántos años pagaremos los cochabambinos o bolivianos la deuda contraída con la empresa JOCA y sus financiadores y a qué intereses por la instalación del tranvía?
4. ¿No será más conveniente diseñar un proyecto de tren y no tranvía para vincular el valle central (región metropolitana) con los valles alto y bajo donde se concentran más del 80 por ciento de la población departamental de Cochabamba?
5. Igualmente, ¿no es más importante para los cochabambinos construir las redes de ciclovías y consolidar las vías y pasos peatonales en la región metropolitana para descongestionar el caos vehicular, cuidar el medio ambiente y preservar la salud humana?
El autor es economista