Un mes más ha transcurrido y ninguna de las dudas ha sido absuelta, lo que hace temer que el proyecto no esté bien encaminado
Hace un mes, el 15 de febrero, tenía que haber comenzado la construcción del tren metropolitano de Cochabamba. La fecha fue fijada por el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda (Mopvs), pues se daba por supuesto que cinco meses –los transcurridos entre septiembre, cuando se firmó el contrato con la empresa española JOCA Ingeniería y Construcciones S.A. y febrero–, serían suficientes para tal efecto.
Como se recordará, sin que medie explicación alguna las obras no se iniciaron en la fecha prevista. Desde entonces, tampoco ha habido alguna información clara que dé cuenta de las razones de la paralización del proyecto. Por lo poco que se sabe no se ha superado ninguna de las deficiencias oportunamente denunciadas.
Desde el punto de vista legal, se mantiene en duda la real naturaleza del contrato suscrito en septiembre pasado. En lo financiero, no hay ningún dato que avale la seriedad a las supuestas ofertas de financiamiento presentadas. Y en lo que a los aspectos técnicos se refiere, no se ha despejado ninguna de las dudas que pesan sobre la real experiencia y capacidad de la empresa española.
Lejos de haberse despejado, las dudas sobre el carácter del contrato vigente se incrementan a medida que pasa el tiempo sin que se proporcione información fidedigna sobre los términos pactados.
Muy ligada a lo anterior está la incertidumbre sobre el financiamiento. Según informes oficiales, el tema está estancado en el gabinete ministerial, pues los ministerios involucrados no terminan de elegir la mejor entre tres opciones que supuestamente habrían sido presentadas por JOCA. Se afirma que esa empresa obtuvo los 504 millones de dólares de “organismos privados”, pero no se revela la identidad ni el origen de los mismos.
Y desde el punto de vista técnico, el panorama es aún peor, ya que JOCA no ha presentado ni una sola prueba que avale sus afirmaciones acerca de su experiencia en el rubro ferroviario y su solvencia técnica en general. Sus ejecutivos aseguran que JOCA construyó trenes metropolitanos, pero no indican en qué ciudad ni cuándo ni cómo lo hicieron o, por lo menos, en qué consistió su participación.
En medio de ese panorama donde la escasez de información deja amplio lugar a las dudas, ha habido una excepción. JOCA ha dado a sus socios y clientes una buena noticia. Es que ha logrado hacerse merecedora del sello de “Pyme Innovadora”, una especie de estímulo que es otorgado por el gobierno español a las pequeñas y medianas empresas que hayan hecho algún esfuerzo para mejorar su competitividad.
La noticia es buena para JOCA, pues, entre otras ventajas, la condición de “Pyme Innovadora” le permitirá beneficiarse con una serie de medidas de estímulo ofrecidas adoptadas por el gobierno español para evitar la quiebra de pequeñas y medianas empresas afectadas por la contracción económica que sufre ese país. Lo que no queda claro es en qué ayudará eso a la buena ejecución del tren metropolitano de Cochabamba.
Por tanto, las preguntas que se hicieron desde el 14 de septiembre pasado se mantienen.
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