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domingo, 11 de octubre de 2009

no compartimos todo el concepto de Francisco Paca, quién está acertado cuando puntea a Evo que no ama al Ekeko, es ególatra y busca notoriedad


A raíz de los exabruptos del Presidente de Bolivia, Evo Morales, por querer alcanzar notoriedad en el nivel internacional, ha hecho visible su animadversión por el Presidente del Perú, y en el mismo saco nos ha puesto a los peruanos y particularmente a los puneños; no obstante las raíces campesinas y aimara del Sr. Morales, que nos parecía un buen aliado de los pueblos andinos y especialmente de los armaras; pero nos equivocamos de cabo a rabo, al resaltar su antipatía y odio al Presidente García, que nos podría parecer normal en el marco de una relación humana y personal, porque no necesariamente despertamos simpatías de todo el mundo. Sin embargo, nos hemos visto extrañados porque ese odio y antipatía se ha hecho extensivo al pueblo peruano y particularmente a sus hermanos aimaras del altiplano peruano.
Lo extraño es que primero Morales reclamo la Diablada como boliviana solamente y ahora reclama como parte de su patrimonio al Ekeko, una deidad venerada por los pobladores del Altiplano. Se dice que el Ekeko existía mucho antes de la llegada de los españoles. Era el Dios de la fertilidad, la abundancia y la prosperidad de las antiguas culturas, como ser la Tihuanacota, Qolla e Inca. Según la tradición, ahuyenta la desgracia de los hogares y atrae la fortuna. A la actitud del Presidente boliviano se han sumado otras autoridades y algunos estudiosos bolivianos, quienes han ido más allá y han acusado al Perú de intentar apropiarse de su patrimonio cultural.
Según investigadores, arqueólogos y antropólogos peruanos y bolivianos como Ponce Sanjines y Arturo Posnasky, dicen que es una pequeña estatuilla de un hombre jorobado, de unos 15 centímetros, encontrado en las ruinas Tihuanacotas, estaría relacionada con el ekeko. Esta seria una de las primeras versiones del ekeko en forma objetiva.
En la cultura aimara, las miniaturas eran la base de las illas aimaras. Hombres y mujeres tenían en sus awayos y chuspas, diminutas hojas de coca, piedras del lago, conchas wairurus (semillas rojinegras) y cargaban mullus, esculturas pequeñas con representaciones de casas y ganados.
La época en que se hacia que el sol bendijera estas illas, para que se multiplicaran, era a mediados del año aimara, el 21 de diciembre. Se trata de Cápac Inti Raymi, solsticio de verano, que marca la temporada de lluvias y el crecimiento de cultivos. En esa fecha los antiguos aimaras se reunían para intercambiar illas a través de trueques, parte de la concepción de reciprocidad de las culturas andinas. La fiesta se llamaba Chhalasita, que quiere decir “cámbiame”.
Se cuenta que el Ekeko era noble y bueno con los qollas, pero también era vengativo con los que le restaban importancia, no le atendían y solo querían obtener beneficios de el. Se dice que su venganza era quitar todo lo que tenían esas familias mediante enfermedades y desgracias. Por ello los antiguos rendían culto al Ekeko que siempre estaba cargado de frutos de la cosecha, en pedazos de tela y lana de colores. Precisamente a colación de ello quiero contarles que hace casi medio siglo, cuando aun vivía mi padre, tenia mucha fe y adoración por el Ekeko que se podía obtener en la Feria de las Alasitas de la ciudad de Puno, que se realizaba y se realiza en la actualidad; comentaba mi madre que un día de esos por casualidad cayo el Ekeko al suelo y se rompió; a consecuencia de ello enfermo mi padre y meses después falleció. Yo he crecido con ese enigma, y con el correr de los años nunca pude despejar esta duda. Y solo pensé que era una creencia de nuestra región; pero el tiempo me ha demostrado que era una costumbre de todo el Altiplano peruano y boliviano.
Pero estas creencias y costumbres no son solo de los últimos siglos, sino que se arrastra de la época de la colonia, bajo dominio de los españoles, se mantuvo la tradición aimara de la Chhalasita, aunque los españoles obligaron a que se cambiara la fecha. En el caso boliviano en lugar del 21 de Diciembre, se ordeno que se realizara el 20 de Octubre, en homenaje a la fundación de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, y en el caso de Puno, el 03 de Mayo en que se celebra la Fiesta de las Cruces.
Por otra parte, con la llegada de los españoles el nombre también cambio. Antes de los españoles los indígenas no compraban, ni vendían sus productos, solamente los intercambiaban. Con los españoles vino todo eso de comprar y vender así que entonces la feria en lugar de llamarse Chhalasita, paso a llamarse Alasita, que en aimara quiere decir cómprame.
La evolución del Ekeko
Con el transcurrir del tiempo el Ekeko fue cambiando su forma, su vestimenta y sus adornos.
Inicialmente tenia rasgos andinos, nariz aguileña, con awayos y chuspas, adornado con wairuros; también se lo envolvía con largos mechones de algodón coloreados con pinturas de ocres. Era hombrecito panzón, con un casquete en la cabeza y otras veces con adornos de plumas o bien cubierto por un gorro o lluchu puntiagudo; con los brazos abiertos y doblados hacia arriba, las palmas extendidas y el cuerpo desnudo. Los pequeños ekekos se fabricaban de plata, oro, estaño, piedra y barro.
Como en el tiempo de la colonia, el poder lo tenían los españoles y su principal objetivo era la conquista de riqueza y la posesión de casas y haciendas, poco a poco el Ekeko empezó a cambiar. Si originalmente era el Dios de la abundancia, el Dios que traía riqueza material. Ya no estaba desnudo, estaba bien vestido, y no solo bien vestido, sino que además en su ropa estaba representada la riqueza, la abundancia de riqueza material. Poco a poco dejo de tener rasgos físicos aimaras, su piel se fue volviendo blanca y finalmente le pusieron bigotes, aunque no dejo de usar el chullo, poncho y alforjas. Incluso se dice que su rostro actual es parecido al de un gobernador español durante la colonia.
Desde la colonia, el Ekeko sufrió una serie de modificaciones, acordes con los cambios sociales y políticos que se vivieron esos años. En su poncho se incluyeron billetes, charangos, trenes y hasta fusiles. Hoy en día le cargan computadoras, cheques de gerencia, títulos profesionales, buses ultimo modelo y por supuesto acorde con los recientes cambios financiaron internacionales y precautelando su futuro, carga también Euros.
¿Qué es el Ekeko ahora? ¿Un mestizo que se ha hecho rico aunque sigue llevando el llucho y las alforjas de sus abuelos? ¿De Dios de la fertilidad ha pasado a ser acaso símbolo de ambiciones de los mestizos? Como diría un marxista ortodoxo el Ekeko se ha desclasado. O como diría un hermano campesino el Ekeko se ha occidentalizado, se ha refinado, ya no le pide fertilidad y abundantes cosechas a la Pachamama, ahora tiene la visión occidental de acumular riqueza material, acumular dinero y fortuna.
Sin embargo lo que no ha cambiado durante todos estos siglos, es su poder de hacernos creer que todo lo que tiene en miniatura, las illas originarias o los dólares y las computadoras, se harán realidad y se trasformaran en objetos reales.
Pero todo esto es creencia de la población aimara del Altiplano peruano y boliviano, con sus variantes y matices, con sus diferentes fechas de realización, con mayor o menor fervor; pero es una costumbre y una creencia de todo el Altiplano, por lo tanto don Evo Morales no puede decir esto es mió y solo me pertenece a mi, quitándose su careta de socialista y marcamasi.

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