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viernes, 24 de septiembre de 2010

con espíritu invencible Santa Cruz celebra su Día renovando su promesa de Fe en la Santa Cruz que la inspira. El Deber

Aunque los 200 años de su mayor gesta cívica se perciben como la oportunidad perdida por sus mandantes para redefinir estrategias políticas, sociales y económicas de un alcance mayor, así como también para la renovación y/o el relanzamiento de sus liderazgos, no se pueden ignorar ni dejar de encarar los grandes e imperiosos desafíos de Santa Cruz en la que viene a representar, por diversos factores, la más compleja coyuntura de su historia. Entre otras cosas, habrá que echar cuanto antes en el olvido lo vacía y desaliñada que resultó la sesión de honor preparada por el municipio local para conmemorar el Bicentenario. En cambio, habrá que pensar muy en serio que la hora presente y el magno acontecimiento demandan la reflexión profunda, el compromiso y el esfuerzo renovado de propios y extraños, entre todos cuantos hallaron cobijo y oportunidades en nuestras cálidas y extensas llanuras grigotanas. Y es que hay, indiscutiblemente, mucha tarea pendiente así como objetivos que replantear. Son los retos que Santa Cruz tiene y que necesita encarar de la mejor manera para vencerlos.
Hace más de una década, en 1997, fue propuesta por el Comité pro Santa Cruz una denominada ‘Agenda para la felicidad’ de los cruceños, la misma que, a tal efecto, contenía elementos y condignos planteamientos económicos, sociales, políticos, medioambientales y culturales.
Entonces fue imaginado un departamento en el que el crecimiento económico sería mayor que el poblacional, con acceso equitativo a las oportunidades, con una democracia consolidada, minimizando el impacto medioambiental y con los valores culturales conservados, promovidos y difundidos.
Esos objetivos, sensiblemente, no se han cumplido y ello se lo atribuye a que en la última década la agenda nacional fue política y populista cuando debió ser fundamentalmente económica. Bajo tales circunstancias, desde el 2000, el avance de la llamada ‘locomotora económica’ de Bolivia está frenado.
Los analistas y expertos en la materia señalan que el crecimiento económico cruceño es menor que su crecimiento demográfico, es el departamento más desigual de Bolivia y se sigue importando más de lo que se exporta.
La falla, sin embargo, en el manejo de los factores que determinan el progreso en sus diversas áreas, no puede atribuirse exclusiva y ciegamente a negligencia, ineptitud, carencia de medios o de sensibilidad. Sin descartar aviesas maniobras para frenar lo cruceño, que se hacen perceptibles de tiempo en tiempo, corresponde señalar circunstancias de inestabilidad social y política desatadas y alentadas por agitadores de dentro y de fuera que no cejan en avivar el fuego en que hierve la olla grande de las discordias, de las cuales se alimentan.
Mas quedan muchas reservas cívicas entre la cruceñidad, fuera de la pujanza propia del oriental, llamadas a servir de pilares del resurgimiento material de la indómita grigotania, guste o no a sus gratuitos negadores. Redefinir cuanto antes el rumbo regional y hacerlo en sintonía con la realidad nacional con sustento en una más amplia visión y proyección, debe y tiene que ser la premisa en los 200 años de nuestro Santa Cruz…¡siempre libre!


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