Droga, contrabando y corrupción hacen un solo fardo. Las evidencias y los testimonios abundan. Ningún gobierno se ha propuesto realmente combatirlos, mucho menos el de hoy. Tal vez el problema sea de cuál lado colocarse en la lucha. ¿Hubo alguna vez serpiente que quisiera morderse la cola?
Cuando no se puede ya con el enemigo, la alternativa es levantar las manos, rendirse. Y para que no parezca lo que es, ahí está esa inmensa red que difunde por todos los medios la versión deformada. Hay una legión que se encarga de ello; su especialidad es justificar hasta lo injustificable; son los escuderos del Palacio Quemado.
A veces es una masa amorfa y anónima que se mueve en la sombra; el eufemismo de “movimiento social” encubre su verdadera identidad. Otras veces, como ahora, aparecen los promotores a cara descubierta; ya pasaron por muchas pruebas; son todopoderosos, no hay nadie contra ellos. Los dos senadores juegan al antihéroe de la legalidad contra Bolivia. ¿Dizque les van a investigar? Hay una tácita confesión de parte: buscan liberar de la ley a los contrabandistas.
Apenas se anunció la posibilidad de la ley, el dique precario de la contención de los chutos cedió a la avalancha. En Iquique no se queda ninguno, el basureo es para este lado; sólo el ingente beneficio de la transacción se queda en el puerto. En seguida, si antes eran cien, ahora son doscientos, trescientos “blancos” que corren como hormigas por el páramo altiplánico. ¡Exitosa iniciativa plurinacional! “Le metieron nomás; vengan los abogados. ¡Para qué han estudiando!”.
El monto del beneficio directo, personal no se sabrá nunca. De que el negocio es como para animarse, ni duda cabe. Nadie ha dicho que los maletines negros ya no están a la orden. En todo caso, es más difícil suponer que de pronto unos ateos se vuelquen a la filantropía cristiana, pensando en la pobreza y el desempleo de la gente. Piensa mal y acertarás, dice un proverbio.
Visto desde otro ángulo, ésta es otra medida de clara factura neoliberal. El delito legalizado reemplazará al gasolinazo fallido para alimentar las famélicas arcas del erario nacional. Parece que el “chanchito” ha empezado a hacer aguas. Con aberrante locura de nuevo rico el gobierno se ha gastado más de la cuenta; el agujero negro del déficit fiscal es una amenaza. Un dato: desde el 2006 a la fecha la tupida maraña burocrática creció de 70 a 150 mil empleos. ¿Y la austeridad? Olvídela, fue una broma pesada.
La otra banda de los “ropavejeros” aguarda el turno con los colmillos brillantes. No hay moral para negarles. Inerme, sin ley ni autoridad Bolivia transita por un callejón oscuro. La Asamblea Plurinacional es carta blanca para todo, hasta para apurarse. La ley de los contrabandistas va en tiempo récord con dispensación de trámite y voto de urgencia. Los senadores están nerviosos. Tienen temor de que el pan se les queme en la puerta del horno.
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