La situación que enfrentan los pobladores estaría relacionada con las mega represas brasileñas. Un foro en Cochabamba ha señalado conclusiones que deben ser tomadas en cuenta.
Los reportes de las autoridades de la población de Guayaramerín indican que la gente está desesperada por el aislamiento que se origina en la inundación que prácticamente ha llegado a todo el poblado, además, que a esta situación extrema se añade que los pobladores ya no tienen dinero y el precio de los pocos alimentos que se pueden encontrar es demasiado elevado.
Lo peor es que se presume que la inundación tardaría en bajar por lo menos dos meses debido al funcionamiento de la represa San Antonio en el lado brasileño porque el flujo no es normal.
Se trata de una emergencia que tiene dos componentes. Por un lado la urgencia de incrementar la ayuda a los pobladores y de facilitarles la misma a través de una acción reforzada a los grupos de salvamento de la Armada Boliviana, que están operando en el lugar y al mismo tiempo, desarrollar programas que posibiliten ingresos económicos. El otro componente implica efectos internacionales porque tiene que ver con el funcionamiento de la represa del lado brasileño San Antonio y la de Jirau del lado boliviano.
De acuerdo a informes de las mismas autoridades de Guayaramerín el agua no estaría fluyendo, por lo que han solicitado se abran las compuertas de la represa de San Antonio pero, cuando se hizo esto, se inundaron más de 20 barrios en Porto Velho, Brasil. Se puede colegir que las autoridades brasileñas, están precautelando su propio territorio de las inundaciones originadas por el embalse de la represa, a costa del sacrificio y de la seguridad de los pobladores bolivianos.
Una referencia que expresa preocupación sobre este asunto, ha sido señalada por el presidente Evo Morales en sentido de los datos preliminares de un informe de la Armada Boliviana sobre los posibles efectos de las represas San Antonio y Jirau, y que le hacen pensar que algo sospechoso y raro está pasando en Guayaramerín. Dijo que cuando bajó el agua del lado boliviano subió en 24 horas, como 15 y 20 centímetros por día. Esa subida en condiciones normales tarda como tres a cuatro días como ocurrió en Trinidad, Santa Ana de Yacuma y San Joaquín pero en Guayaramerín sigue subiendo entre dos y tres centímetros por día.
Una investigación en este sentido, debe realizarse de manera urgente y merecer la intervención de técnicos y gente especializada, para que con los informes oficiales se definan los mecanismos necesarios para llevarlos al plano de la representación oficial ante las autoridades del Brasil.
Hace pocos días, aquí, en Cochabamba, se realizó un foro auspiciado por la Sociedad de Geografía e Historia, sobre las mega represas del río Madera y su impacto en territorio boliviano. El presidente de esta institución, Gastón Cornejo, basándose en un informe del exministro del Medio Ambiente, Pablo Ramos, señaló que pese a que en el año 2006 los Gobiernos de Bolivia y Brasil rechazaron las obras de construcción de las mega represas de Jirau y San Antonio en base a estudios científicos que demostraron la gravedad de sus posibles impactos ambientales y humanos, la construcción de las mismas prosiguieron hasta entrar en funcionamiento causando graves daños en los departamentos del Oriente del país, particularmente Beni y Pando.
El Foro emitió importantes conclusiones que deben ser tomadas en cuenta por el Gobierno del presidente Morales.
Lo peor es que se presume que la inundación tardaría en bajar por lo menos dos meses debido al funcionamiento de la represa San Antonio en el lado brasileño porque el flujo no es normal.
Se trata de una emergencia que tiene dos componentes. Por un lado la urgencia de incrementar la ayuda a los pobladores y de facilitarles la misma a través de una acción reforzada a los grupos de salvamento de la Armada Boliviana, que están operando en el lugar y al mismo tiempo, desarrollar programas que posibiliten ingresos económicos. El otro componente implica efectos internacionales porque tiene que ver con el funcionamiento de la represa del lado brasileño San Antonio y la de Jirau del lado boliviano.
De acuerdo a informes de las mismas autoridades de Guayaramerín el agua no estaría fluyendo, por lo que han solicitado se abran las compuertas de la represa de San Antonio pero, cuando se hizo esto, se inundaron más de 20 barrios en Porto Velho, Brasil. Se puede colegir que las autoridades brasileñas, están precautelando su propio territorio de las inundaciones originadas por el embalse de la represa, a costa del sacrificio y de la seguridad de los pobladores bolivianos.
Una referencia que expresa preocupación sobre este asunto, ha sido señalada por el presidente Evo Morales en sentido de los datos preliminares de un informe de la Armada Boliviana sobre los posibles efectos de las represas San Antonio y Jirau, y que le hacen pensar que algo sospechoso y raro está pasando en Guayaramerín. Dijo que cuando bajó el agua del lado boliviano subió en 24 horas, como 15 y 20 centímetros por día. Esa subida en condiciones normales tarda como tres a cuatro días como ocurrió en Trinidad, Santa Ana de Yacuma y San Joaquín pero en Guayaramerín sigue subiendo entre dos y tres centímetros por día.
Una investigación en este sentido, debe realizarse de manera urgente y merecer la intervención de técnicos y gente especializada, para que con los informes oficiales se definan los mecanismos necesarios para llevarlos al plano de la representación oficial ante las autoridades del Brasil.
Hace pocos días, aquí, en Cochabamba, se realizó un foro auspiciado por la Sociedad de Geografía e Historia, sobre las mega represas del río Madera y su impacto en territorio boliviano. El presidente de esta institución, Gastón Cornejo, basándose en un informe del exministro del Medio Ambiente, Pablo Ramos, señaló que pese a que en el año 2006 los Gobiernos de Bolivia y Brasil rechazaron las obras de construcción de las mega represas de Jirau y San Antonio en base a estudios científicos que demostraron la gravedad de sus posibles impactos ambientales y humanos, la construcción de las mismas prosiguieron hasta entrar en funcionamiento causando graves daños en los departamentos del Oriente del país, particularmente Beni y Pando.
El Foro emitió importantes conclusiones que deben ser tomadas en cuenta por el Gobierno del presidente Morales.
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