"Visto en frío y sin dudar -me decía un experto en marketing político-, Tuto sería el mejor candidato de la oposición”. ¿Por qué? Y justificaba: "Carismático, chispudo, joven y el ser expresidente le permiten ponerse al mismo nivel de Evo y encararle, de gobernante a gobernante, la necesidad de administrar con mayor criterio la cosa pública, polarizando de manera clara los estilos y destinos de la patria”.
Jorge Fernando Tuto Quiroga Ramírez (54), cochabambino, ingeniero industrial, padre de cuatro hijos y expresidente de la República (2001-2002), en mayo de este año dijo que no puede quedarse en la "tribuna, aplaudiendo, silbando”, cuando en la cancha de juego el Gobierno busca acabar la democracia al postular a Evo Morales a una segunda reelección.
La alianza entre MDS y UN parecía dejar fuera de juego a Tuto (este diminutivo forma parte de su nombre, pues lo hizo registrar para las elecciones de 2005), justificando las mayores debilidades que se le endilgan al expresidente: es parte del pasado conservador, destructor de ADN (obra de su mentor, el difunto general Banzer, que lo ha dejado sin base organizacional y con muchos resentimientos), sunchu luminaria (aparece y desaparece sin mostrar perseverancia en la política), repite viejas fórmulas (no se ha reinventado en su forma de hacer política ni en sus contenidos).
Sin embargo, pareciera que la alianza que dio nacimiento a la CUD (Concertación Unidad Demócrata) está dejando a muchos opositores inconformes y corre el peligro de implosionar.
Ya, la semana pasada, los miembros del Foro de la Ciudadanía Democrática -Loyola Guzmán y José Antonio Quiroga- y del Foro Alejo Calatayud – Saúl Lara- disolvieron el acuerdo que suscribieron con Unidad Nacional (UN) para conformar el Frente Amplio (FA), debido a que la alianza firmada con el Movimiento Demócrata Social (MDS) excluye al Frente Amplio (FA).
El FA fue conformado en septiembre de 2013 sobre la base de UN, Nuevo Poder Ciudadano (NPC), PAIS de Chuquisaca, el IMU (Insurgente Martín Uchú) de Cochabamba, NAB (Nueva Alianza Boliviana) y MNR, entre otras organizaciones. Siguiendo los pasos de Loyola y Quiroga, el MNR integrante del FA está a punto de romper el acuerdo con UN por la misma razón.
"Pareciera que Rubén Costas y Samuel -me decía un emenerrista de cepa-, en un acto de enorme deslealtad y mezquindad, están haciendo el trabajo que no pudo hacer Evo Morales: hacer desaparecer al MNR. No quieren que aparezcamos en la alianza y ellos bien saben que si nosotros no participamos esta segunda vez en elecciones nacionales perdemos la sigla y, eso, ¡ni locos! ¡Qué se creen estos compadres!”.
NPC, de Germán Antelo -que mantiene una fuerte rivalidad con Rubén Costas a nivel regional- y PAIS, de Germán Gutiérrez, también se sienten excluidos. El segundo ya ha dado por roto su acuerdo con UN y el FA: "Unidad Nacional, de manera unilateral, ha decidido dejar el Frente Amplio para conformar una nueva fuerza, está en su derecho, nosotros respetamos, pero no compartimos y nos salimos”.
En este contexto, la pregunta del millón es: ¿Tuto puede convertirse en el factor articulador de la oposición, abriendo serias posibilidades de polarizar y apropiarse el voto disidente? ¿Será cierto lo que decía Gamal Serhan, uno de los impulsores de la candidatura del expresidente?: "Los otros liderazgos tienen características locales. El único que tiene un carisma nacional, alrededor del que se puede aglutinar a toda la oposición, es Tuto, porque Tuto no quiere tener bancada, quiere ser presidente. La CUD, en cambio, quiere mantener "pegas y curules”, y no así un proyecto ganador para enfrentar al totalitarismo del MAS”.
Tuto Quiroga y Tomasa Yarhui (una lideresa campesina de Chuquisaca y exministra de Asuntos Indígenas) pareciera ser la fórmula que busca posicionarse en el espectro electoral de octubre.
Si esta nueva candidatura busca unir, no por lo negativo, sino por lo propositivo en función de objetivos y causas nacionales, puede marcar la diferencia. No se trata de unirse para tumbar a Evo; se trata de unir para construir un país de todos y con todos.
Tuto y su acompañante tienen que tener la habilidad de nadar -les guste o no- en este nuevo país, que es totalmente diferente al de 2001 y 2005. La sombra del pasado se combate mirando el presente y proyectándose al futuro.
Ojalá por fin comprendan que la política no es cuestión de horas o días; es cuestión de vida y perseverancia que obliga a dejar de ser meteoritos políticos que sólo brillan segundos en la noche estrellada, cuando la vida se construye en lluvia, vientos, sol y oscuridad.
En todo caso, si la cordura y la sabiduría no son las que guían a los líderes de la oposición, las elecciones de octubre -como están las cosas-, con tanta dispersión de opciones opositoras, parecieran conducirnos, antes que a la realidad venezolana a la realidad ecuatoriana.
Es decir, la oposición venezolana tuvo la virtud de unir, con un altísimo espíritu de inclusión y desprendimiento, a la mayor cantidad de disidentes al régimen bolivariano en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que puso en jaque, por primera vez, a Hugo Chávez en octubre de 2012, al obtener, a pesar del fraude, una altísima votación (47%).
En su defecto, la tremenda dispersión de la oposición, en las elecciones del año pasado, le dieron a Rafael Correa, del Ecuador, la posibilidad de ganar por encima del 57% de votos y enanizar a sus contrincantes, para hoy consolidarse como gobernante ad eternum. (Página 7, LP)
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