El propósito del presidente Evo Morales de embarcar a
Bolivia en un plan de desarrollo de energía nuclear va contra las necesidades
del país. Bolivia tiene múltiples fuentes de energía subexplotadas o explotadas
en beneficio del extranjero. Comenzando por el gas, que es la más importante en
la actualidad y que lejos de utilizarse para el desarrollo industrial boliviano
se exporta en su mayor parte como gas crudo a Brasil y Argentina.
La exportación de energía no es un buen negocio. Ahora el
gobierno tiene entre su planificación construir represas sobre el río Madera
que provocaran graves daños ambientales, para venderle energía a brasil. No es
un buen negocio para el país y el pueblo boliviano, porque no genera trabajo en
el país y los ingresos que reporta son mínimos en relación a los perjuicios
ambientales. En cambio tenemos importantes caidas de aguas de Los Andes
desaprovechadas como fuentes energéticas propias para el desarrollo nacional,
que deberian estar al servicio de una política de inustrialización y riego.
En el caso nuclear es peor aún, pues es una energía
altamente peligrosa, que ha sido desechada por paises imperialistas como
Alemania y que ahora tratan de meterla en los paises más pobres porque los
costos ambientales no se miden y lo pagan los más pobres del mundo. La salud de
un alemán vale mucho más que la de un boliviano desde el punto de vista
capitalista mercantil. Porque la energía nuclear es de dificil manejo y
peligrosa y además deja residuos radioactivos irreductibles de los que es imposible
deshacerse.
Como casi todo, Evo Morales emprendió estos proyectos no
porque sea "ignorante", como pretenden algunos críticos, sino porque
su proyecto está subordinado al del capital transnacional. Y, como casi todo,
Evo Morales no informó ni consultó al pueblo sobre los riesgos de la energía
nuclear.
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