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jueves, 23 de julio de 2015


El propósito del presidente Evo Morales de embarcar a Bolivia en un plan de desarrollo de energía nuclear va contra las necesidades del país. Bolivia tiene múltiples fuentes de energía subexplotadas o explotadas en beneficio del extranjero. Comenzando por el gas, que es la más importante en la actualidad y que lejos de utilizarse para el desarrollo industrial boliviano se exporta en su mayor parte como gas crudo a Brasil y Argentina.

La exportación de energía no es un buen negocio. Ahora el gobierno tiene entre su planificación construir represas sobre el río Madera que provocaran graves daños ambientales, para venderle energía a brasil. No es un buen negocio para el país y el pueblo boliviano, porque no genera trabajo en el país y los ingresos que reporta son mínimos en relación a los perjuicios ambientales. En cambio tenemos importantes caidas de aguas de Los Andes desaprovechadas como fuentes energéticas propias para el desarrollo nacional, que deberian estar al servicio de una política de inustrialización y riego.

En el caso nuclear es peor aún, pues es una energía altamente peligrosa, que ha sido desechada por paises imperialistas como Alemania y que ahora tratan de meterla en los paises más pobres porque los costos ambientales no se miden y lo pagan los más pobres del mundo. La salud de un alemán vale mucho más que la de un boliviano desde el punto de vista capitalista mercantil. Porque la energía nuclear es de dificil manejo y peligrosa y además deja residuos radioactivos irreductibles de los que es imposible deshacerse.


Como casi todo, Evo Morales emprendió estos proyectos no porque sea "ignorante", como pretenden algunos críticos, sino porque su proyecto está subordinado al del capital transnacional. Y, como casi todo, Evo Morales no informó ni consultó al pueblo sobre los riesgos de la energía nuclear.

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