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viernes, 25 de junio de 2010

Chile, Perú, Colombia, Costa Rica sí cambiaron para bien. acusan mejoría en todo sentido y plena vigencia de la Democracia. Bolivia acusa retroceso

Los que sí cambiaron

Editorial del diario El Dia de SC., Bolivia


América Latina está viviendo otro periodo electoral intenso que podría profundizar el giro político-ideológico que empezó en Chile el año pasado y que acaba de ratificarse en Colombia, lo que implica un retroceso de los procesos populistas que parecían inconteniblemente encaminados a expandirse en todo el continente.
Es momento para hacer un análisis de los motivos que pueden haber llevado al repentino cambio de orientación de la gente, que se había acurrucado en promesas supuestamente revolucionarias que fracasaron en el pasado, pero que consiguieron renacer en medio del desengaño de las elites políticas que condujeron los países en la época posterior al periodo dictatorial de los años 70. En algunos países, como Perú, Costa Rica y Colombia no se produjo ningún tipo de remesón que en otros casos ha derivado en procesos autoritarios. Hagamos un breve repaso de los cambios producidos en ambos bloques.
Evo Morales lleva casi cinco años de “cambios”, Hugo Chávez 11 años, el nicaragüense Daniel Ortega cuatro y Rafael Correa cuatro. Se trata de los más conspicuos miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) que también incluye a Cuba, país que vive un proceso revolucionario desde hace medio siglo.
Al otro extremo de la vereda están el colombiano Álvaro Uribe, quien fue presidente durante ocho años; el peruano Alan García, quien se mantiene en el poder desde el 2006; Óscar Arias, presidente de Costa Rica entre 2006 y 2010 y el dominicano Leonel Fernández, quien cumple su segundo mandato y es presidente desde el 2004. Deberían figurar en esta lista Lula, Bachelet y Tabaré Vásquez de Uruguay, ya que si bien en el discurso han sido más cercanos al primer grupo, en el manejo de sus economías han dado claras señales de apertura y respeto a las reglas del libre mercado.
No hace falta muchos comentarios para definir lo que sucede en Cuba, país que importa el 80 por ciento de lo que come; en Venezuela sucede casi lo mismo aunque con menos atenuantes, pues se trata de una de las cinco potencias petroleras del mundo. La inflación, la escasez de comida, la crisis energética y la corrupción están desinflando aceleradamente la revolución bolivariana. En Bolivia, la economía del narcotráfico es la única que permite balancear el descalabro de la industria gasífera, mientras que la falta de inversiones, la pérdida de mercados externos y la ausencia de un programa económico están amenazando incluso la soberanía alimentaria.
Mientras tanto, durante el Gobierno de Uribe, Colombia ha incrementado en un 127 por ciento sus exportaciones no tradicionales, ha bajado la producción de coca y cocaína, la inversión privada ha aumentado y la pobreza ha disminuido. Algo similar ha ocurrido en Perú, país que se ha convertido en uno de los principales polos de atracción de los capitales externos y ha venido ratificando marcas notables en el crecimiento de la economía. Costa Rica es hoy la décima primera economía de América Latina, sus indicadores sociales, de transparencia y estabilidad social se parecen a los del norte de Europa y República Dominicana, que se codea con los ocho grandes del continente, ha logrado ese lugar gracias a un manejo económico serio que empezó luego de la crisis de los años 90. El turismo y los servicios han convertido a este diminuto país en una de las principales potencias del Caribe y las Antillas. Estos países sí cambiaron.

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