La historia rebalsa nombres de personajes que han tratado de perpetuarse en el tiempo. En nuestros días, Evo Morales anuncia la construcción de tres museos que harán de la diminuta aldea de Orinoca, un centro de importancia mundial. Los tres edificios tendrán una estructura zoomórfica, algo así como la famosa Esfinge de Guiza, que simboliza el poder del león y la inteligencia del faraón. Uno de los edificios representará una llama, otro un huanaco, y el tercero un quirquincho, lo más florido de la “crèmme” zoológica altiplánica. No salimos del aymarocentrismo. Pero Don Evo, como buen socialista, destronó a la reina de los camélidos, la vicuña. Ya quiero ver a los mejores arquitectos de Bolivia y del mundo, cómo se las arreglan para combinar las tecnologías más modernas, al nuevo estilo altiplánico, ideado por el señor Presidente.
Se requerirán arquitectos que superen al renacentista Jacobo Vignola (barroco jesuítico). Se necesitará rediseñar la aldea de Orinoca como el Barón Haussman (imperialista napoleónico) transformó el Viejo París. Y habrá que imaginar una nueva gran urbe altiplánica, como el gran futurista brasileño (federativo neolioberal) Oscar Niemeyer diseñó la capital del país vecino.
Por lo visto, el Sr. Presidente quiere dejar ilustre memoria para la posteridad, tal como lo hicieron muchos personajes de la historia. No quiere ser menos que Tutancamon que, en los años 1.500 a. C. ordenó sepultarlo en una pirámide; ni que Luis XIV, el Rey Sol, que mandó construir el lujoso palacio y los jardines de Versalles; ni menos que Napoleón Bonaparte, que mandó diseñar el Arco de Triunfo de París, en el que se inscribieron todas sus victorias guerreras, aunque no las derrotas.
Según han adelantado las autoridades encargadas del plan de Evo Morales, los tres museos exhibirán los regalos que el Sr. Presidente recibió de personalidades e instituciones del mundo entero. Mucho me temo que, entre algunos pocos objetos valiosos, abunden las baratijas “kitsch” de las que suelen desprenderse generosamente algunos ilustres donantes. Con un poco de buena voluntad, los tres museos competirán con el Prado de Madrid, el Hermitage de San Petersburgo, el Louvre de París, y - por qué no - con el Museo Nacional de Arte (menospreciado por colonialista), el que está a dos pasos del palacio presidencial en la ciudad de La Paz.
La otra gran iniciativa monumentalista del Sr. Presidente es la ampliación del Palacio de Gobierno. La nueva construcción llevará el nombre de la Casa Grande del Pueblo. Pues que se construya, amueble, decore y tecnifique de acuerdo con el gusto plurinacional-socialista-comunitario en los espacios colindantes al Palacio Quemado.
Pero que sin tocar para nada ni la fachada ni el patio de honor, ni la escalinata, ni los muebles, ni las “arañas” de cristal, ni los espejos con marco dorado, ni los cortinajes del Palacio de Gobierno actual (republicano). Ni le priven de algunas oficinas “vivas”, donde se trabaje, con el fin de que el palacio desdeñado no se convierta en un vacío fantasmagórico de la historia republicana de Bolivia. Y que no se retire la guardia de los Colorados de Bolivia que hacen modesta pero digna competencia a sus similares de Buckingham Palace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario