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lunes, 29 de diciembre de 2008

se viene la recesión con toda su fuerza negativa afectará nuestra economía según Armando Méndez de hoybolivia.com

Viene la recesión económica

La economía mundial comenzó un ciclo de expansión económica el año 2002 con una tasa anual del orden del 3 por ciento la misma que se extendió hasta un 5.4 por ciento en 2006. Y este comportamiento se explica, en gran medida, por las economías en desarrollo; para los mismos años, sus tasas fueron de 5 y del 8 por ciento, respectivamente.
Los mercados de capitales también vivieron una notable aceleración, luego de un estancamiento y una caída a principios de siglo. El Indice Dow Jones, que es muy buen indicador, recomenzó su crecimiento a partir del año 2003 hasta llegar a su tope en octubre del año 2007, momento en el cual comenzó su imparable caída que hasta el momento no se ha revertido.
Un hecho, que no se le puso la debida atención, fue que durante este mismo periodo los precios en los mercados de materias primas y de commodities, en general, se dispararon a niveles que ya no corresponden a los tiempos actuales. Nadie se dio cuenta que esto era una simple consecuencia de un proceso desenfrenado de especulación que se presentó en los mercados de capitales, donde se transan todo tipo de commodities, en la forma de activos financieros que adquieren los ahorristas.
El petróleo, la soya, el zinc, etc., alcanzaron precios históricos no porque fuese la consecuencia del comportamiento real de estos mercados sino por el envilecimiento que sufrió el mercado de capitales en los EEUU, que se había viciado al transar activos financieros a precios siempre cada vez mayores, cuando en verdad tenían poco valor. Los administradores de activos financieros pujaron en los mercados financieros, que transan commodities, buscando mayores ganancias haciendo subir espectacularmente sus precios. El que hizo más noticia es el que afectó al precio del petróleo. Pero a partir del mes de julio de este año, y con mayor claridad desde el mes de agosto, los precios de estos bienes comenzaron a desplomarse, proceso que continua durante este mes de diciembre.
Esta situación internacional explica el buen comportamiento de la economía boliviana a partir del año 2006 y que cierra el año 2008 con una tasa de crecimiento del PIB por encima al 6 por ciento anual, cifra que no se vio desde el año 1975. Durante este periodo la economía boliviana gozó de un “boom” en sus exportaciones.
El 2008 cerrará con un valor de exportaciones cinco veces mayor a la que tuvo el año 2002. Este extraordinario crecimiento de las exportaciones permitió al país un periodo también de gran aumento de las importaciones, lo que a su vez encaminó a que toda la actividad económica se expandiese, a pesar del pésimo ambiente político que reina en el país y a pesar de que el país mantiene todas sus perniciosas deficiencias estructurales. Bolivia disfrutó en los tres últimos años un “boom” económico que generó similar comportamiento en lo fiscal y en lo monetario. El Estado como nunca disfrutó de elevadas recaudaciones tributarias lo que le permitió presentar inusuales superávits fiscales. La banca se vio inundada de depósitos. El Banco Central alcanzó increíbles niveles de reservas internacionales. Todos, de una u otra manera, en un país pobre, se vieron favorecidos por este boom que llega a su fin.
Con absoluta responsabilidad se puede asegurar que la economía boliviana no mantendrá el crecimiento económico alcanzado del 6 por ciento durante el año 2009, confirmando de esta manera que este inusual crecimiento es producto de un auge momentáneo. Lo que no se puede saber es hasta cuanto caerá su tasa de crecimiento económico y en que tiempo alcanzará su nivel más bajo. Una posibilidad es que la economía mantenga un crecimiento razonable durante el año 2009 para caer en una fuerte recesión el año 2010. La otra es que ya se sienta para fines del año 2009 la recesión económica, vale decir, que la economía en lugar de crecer se contraiga.
Es posible que la economía boliviana siga creciendo durante el año 2009 porque el gobierno tratará de compensar la gran caída de la demanda externa, que hasta ahora ha sido el fundamental motor del crecimiento económico boliviano, con una expansión del gasto público. Y esta opción, hoy, en el país es viable porque como nunca se tienen ahorros públicos que se acumularon en estos tres últimos años, que pueden perfectamente financiar mayores gastos públicos. La inusual presencia de ahorro público también se refleja en el alto nivel de reservas internacionales.
Y para que la economía no se frene bruscamente, ante la inevitable contracción de las exportaciones, se requiere que no se frenen las importaciones. De esta manera todas las demás actividades económicas que atienden al mercado interno podrían seguir expandiéndose y, de esta manera, paliar los efectos negativos de la drástica reducción de la demanda externa. Esto es dable no sólo porque como nunca el país goza de un nivel de reservas internacionales que puede financiar perfectamente el actual volumen anual de importaciones –y más- aunque las exportaciones cayeran a cero, -lo cual, además, no sucederá- sino que también puede acceder al crédito internacional, una vez que Bolivia ofrece bajo nivel de endeudamiento externo.
Actualmente el sector público mantiene un total de depósitos en el Banco Central que representa un significativo 20 por ciento del PIB, que es la consecuencia del ahorro público que se hizo durante estos años del boom económico, lo que le da un espacio holgado para poder financiar internamente un déficit fiscal teóricamente de igual proporción, suponiendo que podría utilizar todos sus depósitos. Esto quiere decir que el sector público está en un buen pie para enfrentar una fuerte caída de los ingresos tanto como consecuencia de la reducción del impuesto directo sobre hidrocarburos (IDH), ante una fuerte caída del precio del gas que el país exporta, como así también una fuerte caída de los impuestos, en general, que se puede dar como consecuencia de un enfriamiento del sector privado formal.
Este escenario dice que el sector público podría mantener su ritmo de gasto visto en estos tres años, compensando la caída de la demanda externa como motor momentáneo del crecimiento económico. Pero una vez utilizado el ahorro público acumulado y utilizadas las reservas internacionales, aparecerá el problema de la recesión, porque no habrán recursos sustitutos. Y esto será así porque la caída de los precios reales de los commodities no es un hecho pasajero sino permanente, vino para quedarse. Lo que se puede confirmar es que su gran expansión fue la consecuencia de la especulación financiera que hoy ha llegado a su fin. Esto quiere decir que los precios de estos bienes, que se ven en este mes de diciembre, son los que con fluctuaciones permanecerán en los próximos años, hasta que – Dios no quiera- nuevamente se presente otra ola de especulación financiera, consecuencia de que los estadounidenses no hubiesen aprendido la dura lección que hoy están enfrentando.

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