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lunes, 1 de diciembre de 2008

la nueva moneda...no pasa de ser otra payasada chavista sin sentido. (segmento de un art. de Dante Pino)

Ahora bien la iniciativa venezolana de crear una moneda “virtual” para hacer frente a la crisis financiera internacional y mostrarla como “la respuesta” soberana de los países del cono sur al imperialismo, no pasa de ser otra payasada chavista sin sentido.
Como si el coletazo de la crisis que nos afecta tuviera que ver con el sistema de pagos en el comercio internacional. La propuesta chavista tiene sentido para la compensación de saldos en el comercio realizado entre los países del ALBA. ¿Y qué? ¿Es tan grande el comercio que tiene Bolivia con Venezuela, Nicaragua o Ecuador, para que esta moneda garantice el pago de estas balanzas y evite el golpe a nuestras exportaciones?
Pero lo importante es tener en cuenta que la crisis financiera del primer mundo tiene otro tipo de efectos en nuestra economía. La caída de los precios par las materias primas modifica substancialmente los costes de producción en la minería, en las inversiones hidrocarburíferas, en las exportaciones no tradicionales y significa menos ingresos por el mismo volumen exportado. Esto es lo que debería tener en cuenta el gobierno boliviano. Si además de la disminución de los precios, no se puede compensarlos con un aumento de la producción, es el caso del gas, tenemos un impacto por doble partida.
Para hacer frente a la crisis, no hay que andar expresando deseos ocultos, como eso de terminar con el capitalismo, hay que buscar inversiones, capital que pueda mitigar la baja producción en la agricultura, la ganadería, la minería, la industria manufacturera y la artesanal. Hay que pensar en crear un Fondo Financiero para la Producción. Conseguir esos recursos significa hacer gestión y tener un conjunto de medidas económicas claras para enfrentar la crisis.
Mucha bocaza y poco cerebro es lo que caracteriza a Evo Morales y su gobierno de despistados, que sirven para perseguir, judicializar la política, descalificar con adjetivos y andar culpando al neoliberalismo por su falta de capacidad para administrar los intereses nacionales.
Mientras el aparato productivo nacional se contrae, el Gobierno se expande en discursos vacios y sin sentido.

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