Bajo ningún momento esta columna tiene miras regionalistas o de estrechez mental para pretender que el Litio, mineral estratégico ubicado en el Salar de Uyuni, sólo deba beneficiar al departamento de Potosí-Bolivia, pero la experiencia histórica nos impulsa a ser previsores y evitar que nuevamente las riquezas potosinas sean arrebatadas al pueblo, bajo disfraces de productores nacionales o extranjeros.
El salar de Uyuni se extiende al suroeste de Bolivia y se estima que tiene más de diez mil kilómetros cuadrados de cloruro de sodio. Hoy, este yacimiento salífero es observado por los industriales extranjeros de Japón, China, Francia y otros, que persiguen al presidente Evo Morales para concertar contratos para la explotación de esta riqueza milenaria con el objeto de utilizar en la gama enorme de productos como fuente de energía alternativa.
La semana pasada diplomáticos y representantes de empresas del Japón: Sumitomo y Mitsubishi se hicieron presentes en La Paz para iniciar las conversaciones y tener acceso a la extracción de ese mineral, expresando que el propósito de esta visita es dejar sentada las intenciones del país que representan para explotar ese producto, pero no explicaron los planes que aplicarán a este tema.
El criterio de Evo Morales es de cristalizar en contratos serios con empresas serias, pero con la condición de que ese mineral sea exportado en material procesado; es decir, que la explotación deberá efectuarse simultáneamente a la producción de materias derivadas de ese producto, preferentemente baterías de alto poder energético para la industria de motorizados.
Un conocedor profundo de la problemática minera de Bolivia es el economista minero Rolando Jordán quien expresaba: “La crisis económica está mostrando lo obsoleta que va quedando la industria automotriz y refleja el apremio que tiene en cambiar el motor de explosión que usa carburantes, ahora de alto costo, por el motor de energía limpia y es aquí donde el litio juega un papel estelar y decisivo”, añadiendo que “El litio es el mejor conservador de energía y, aunque se necesita aun bastante desarrollo tecnológico, puede lograrse un vehículo con baterías de litio”. Las empresas Lithium y la Food Corporation son las dos firmas que tienen hegemonía en el país andino tanto para la explotación y producción como en la tecnología para obtener litio metálico “elemento clave en el proceso de fusión nuclear, que controla y evita la radiactividad”, acotaba Jordán.
Por esta razón el gobierno ha dispuesto que en las salmueras de Uyuni se instale una pequeña planta piloto para industrializar el litio, una nueva fuente de energía que puede sustituir a los combustibles fósiles. El Presidente puso la piedra fundamental de esa planta en el cantón Río Grande de la provincia Nor Lípez, Potosí, que costará 5,7 millones de dólares y que deberá estar instalada en el plazo de 18 meses, pero además, reiteró que se deberá efectuar estudios más detenidos sobre esta materia.
Actualmente varias empresas nacionales explotan el salar de Uyuni recuperando ulexita, Borax y otros componentes no metálicos de las salmueras altiplánicas, pero los habitantes de la zona han denunciado que esos minerales salen del país, vía Chile y no reportan ningún beneficio para la población allí asentada, menos las regalías que deberían cancelar al Estado y que deberá estar instalada en el plazo de 18 meses.Esta perspectiva que ya no es del mañana previsor, sino de un inmediato cambio a breve plazo, Morales el presidente de Bolivia, con criterio futurista ha dispuesto apoyar la producción de carbonato de litio dando preferente atención a los habitantes de la zona para que puedan beneficiarse con este proyecto que, con el paso de los años será incrementado con criterio transformista. “No más exportación de materia prima, sino invertir en la perspectiva de nuevas industrias que revolucionaran el cambio de las innovaciones técnicas modernas”, finalizaba el presidente Morales.
Indudablemente que el futuro para este mineral es promisorio y dependerá del tino y la cautela del presidente Morales y su equipo técnico, de encaminar este regalón de la riqueza asentada en el salar para beneficio del país y, en particular del departamento de Potosí. Bolivia debe aprender las amargas experiencias que ha tenido en la administración, casi siempre equivocada, de sus recursos naturales. Sobre la base de ese conocimiento la explotación del litio tendrá que ser después de un debate nacional irrestricto y con fórmulas científicas, técnicas y económicas, indiscutiblemente patrióticas.
La riqueza es la cosa que más honran los hombres y la fuente del más grande poder, pero lo importante es saber administrar esa riqueza con fines humanistas que beneficien a las grandes mayorías y superar el flagelo del hambre y la desocupación.
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