Junto con el poder político a S.R. le llegaron las tentaciones, dinero fácil, adulación de sus “hermanos” masistas y ¡cuando no! de las mujeres “compañeras” del partido; tentaciones que le fueron esquivas en su pasado de maestro rural “yesca” (sin plata) y que años después compensaría como parlamentario, presidente del Senado y presidente de YPFB.
En forma coincidente con las mieles del poder aparecen Jiovanna Navía y Esther Carmona, en la vida de S.R., allá por los años 2005-2006.
Jiovanna, divorciada de un ex policía y con dos hijos, hizo sus primeras armas en política apoyando la captación de recursos para mujeres desocupadas que aspiraban a beneficiarse de los programas sociales del gobierno. Su ascenso fue rápido en el MAS por el romance que mantenía con S.R, entonces aun casado con su primera esposa que lo acompañó en sus años de pobreza. Sin más trámite Navía fue elegida diputada suplente dejando en el camino a otras que habían batallado varios años desde las bases sindicales masistas.
En la cámara baja desplazó fácilmente a la titular y fue designada presidenta de un organismo regional de mujeres parlamentarias, sorprendiendo de entrada a sus colegas con la dotación para la oficina de decenas de computadoras regaladas por un desconocido y generoso donante.
Encumbrado en la presidencia de YPFB y con la novia embarazada, S.R. cumplió. En enero de este año, con el padrinazgo del mismísimo Evo, en la localidad potosina de Caiza D se casó con Jiovanna, pero junto con el romance iniciado dos años atrás, venía la parentela de hermanos y primos de su amada, hambrientos de cargos rentables y a quienes fue ubicando primero en el Senado, luego en la nacionalizada YPFB y las otras empresas y fundaciones “truchas”, creadas para los negocios ilícitos del hombre fuerte del MAS, su nueva familia y el entorno político.
Aparece en escena, casi al mismo tiempo que Jiovanna, la supuesta abogada Esther Carmona (varios funcionarios en el parlamento dicen que no sabe redactar ni un memorial y dudan de su profesión, según declararon a un periódico paceño). El hecho es que dicha señora aterriza en La Paz a la llegada del MAS al gobierno, dicen que antes habría trabajado en la campaña electoral en el departamento de Potosí, cuna de S.R., por lo que muchos infieren su estrecha relación con éste.
Sin embargo, la perspicaz Carmona conquistó primero la amistad y confianza de Jiovanna y fue a través de ésta que llegó a S.R. para quedarse y por poco patearle el nido a su entrañable amiga. Ocupó varias funciones en el Senado, jefa de gabinete, directora jurídica y, al parecer, su “eficiencia” en la recaudación de aportes y la venta de avales para cargos públicos con la firma de S.R. fue tan convincente que el jerarca masista se la llevó con él cuándo se fue a “salvar” la nacionalización del petróleo y el gas en YPFB.
Las posibilidades de hacer “negocios” a través de la empresa estatal del petróleo son tan grandes que Esther Carmona se convierte en mano derecha de S.R., además ya había recuperado la confianza de Jiovanna, acompañándola donde los brujos para amarrar definitivamente el corazón del galán potosino. La pareja también le estaba agradecida por sus diligentes acciones que culminaron con el rápido divorcio de S.R, dándole vía libre a su nuevo casamiento.
Carmona pasa de una principiante del derecho a ser el poder detrás de S.R., en el Senado y luego en YPFB. Participaba en reuniones de directorio para aprobar contratos, fue ejecutiva de la cuestionada SIPSA y ayudó directamente en la creación de la fundación Khantati, feudo de los Navia Doria Medina, donde participan también algunos diputados. Todo esto con la venia de S.R., a quién le gusta más el poder y el dinero que las mujeres, según ha demostrado al querer desentenderse de su flamante esposa y su familia política.
Dios los crea y el diablo los junta. S.R, por ahora lleva la peor parte, esta preso y las damas libres, aunque con el temor de perder todo lo que han cosechado a base de su innegable talento para relacionarse con los hombres de poder.
Al margen de la anécdota de ambiciones y los amoríos de S.R, está lo esencial del asunto, la corrupción. No esta dicha la última palabra, ni aparecen los millones de dólares que estos negociados le restan al país y más que las novelas sobre agentes infiltrados de la CIA, hay que ponerle el ojo a estas dos mujeres, posibles palos blancos, en sus operaciones dentro y fuera del país.
En tanto, S.R. sigue moviendo los hilos desde la suite que lo cobija en el penal de San Pedro, bajo el ojo vigilante del coronel gobernador, ex esposo de su esposa. ¿Entienden?
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