Frenar las muertes. Tres formas
Inaudito.
Inadmisible e imperdonable lo que está ocurriendo en las carreteras del país,
que se han convertido en las vías de la muerte. Hay sin embargo tres formas de
detener esa carnicería que deja tanto dolor, lágrimas y luto en las familias,
casualmente entre las más pobres. No son fórmulas inventadas, sino medidas
prácticas que se han aplicado en otras partes y que han logrado reducir al
mínimo esos accidentes originados en factores humanos, técnicos y de
infraestructura caminera.
La primera
fórmula es restringir las licencias de conducir. Se deben otorgar a mayores de
18 años que den prueba de su capacidad teórica y práctica en el manejo de
vehículos. Es criminal conceder permisos a granel, a cambio de algo (coima,
servicios, simpatías, militancia política o muñeca) Fórmula Dos. El Estado, la
autoridad de tránsito tiene que asegurarse que los vehículos están en
condiciones mínimas de seguridad y funcionamiento. La inspección vehicular para
el control de las normas, tiene que dejar de ser un show, un teatro montado dos
veces por año para sacar plata a los conductores y bajo la apariencia de un
seguro, llámese “Roseta” o “SOAT”, enmascarar las deficiencias de coches,
camiones, buses, camionetas, etc., que tienen demasiada antigüedad, por tanto
sus autopartes gastadas, que tienen desperfectos que la simple inspección
ocular no llega a detectar, sino que la revisión tiene que ser realizada por
medios técnicos, electrónicos, que sin lugar a equívoco califiquen la
conveniencia o no de mantenerlos en uso. Por desgracia para sus propietarios,
gran parte del parque automotriz debería estar en un cementerio de fierros, en
lugar de circular por caminos y calles produciendo muertes y desgracias. Ahora
mismo 74 muertos en menos de un mes y 210 heridos. Cifra espantosa que debe
movernos a una acción efectiva.
Fórmula
tercera. La infraestructura. No se puede escatimar ningún gasto en la
conservación de las vías camineras, su mantenimiento técnico, comprobado por
empresas auditoras, que son especialistas para prevenir el mal estado de
los caminos, de las obras civiles, para alarmar y en su caso prohibir la
circulación por aquellos trechos que amenazan riesgos, como ser deslizamientos,
derrumbes, inundaciones. Apelar a la tecnología, que via satelital permite ver
a través de cámaras especiales instaladas en los caminos, en los cuellos de
botellas, puntos neurálgicos el estado real de transitabilidad.
Si no se
atienden los tres aspectos mencionados, los accidentes van a continuar con el
costo dramático de vidas humanas.
Mauricio
Aira