A finales de mayo de este año se adquiría en subasta de la firma Christie’s un bello lienzo de Charles Lees (S. XIX) por el que el postor pagó 424.350 euros. El cuadro, Golfers at Saint Andrews, formaba parte de un vasto lote del que se deshacía su propietario Jaime Ortiz Patiño, fallecido este jueves 3 de enero, siete meses después de enajenar la colección que hasta hace poco se exhibía en la Casa Club de Valderrama
Pero Patiño no era un coleccionista, sino un buscador de excelencia. Nacido en París en 1930, este empresario hijo de padres bolivianos, pasó gran parte de su vida en España donde ha entregado su alma en el Hospital Costa del Sol de Marbella (Málaga, España).
En Andalucía nos deja la niña de sus ojos: el Campo de Golf de Valderrama, que comenzó a adquirir en 1984 y donde derramó su pasión por este deporte con el objetivo no de tener un buen campo, sino el mejor campo.
Valderrama es una joya del golf diseñada en Sotogrande sobre el antiguo llamado Las Aves y bajo la dirección técnica de Robert Trent Jones. Si España es el lugar natural para practicar el golf profesional, Valderrama es el icono del golf europeo como lo puede ser Augusta para los norteamericanos. Y la creación, el mantenimiento de su estándar, su mejora y proyección internacional se debe aPatiño, quien recibió en este campo a la primera edición de la Ryder Cup que se celebraba en Europa, fuera de la gran isla del Reino Unido.
Su hombría de bien y su sencillez se unieron entonces al carisma de Severiano Ballesteros y a la capacidad organizativa y de compromiso eficaz de las autoridades españolas de entonces y a la competencia de la Real Federación de Golf de España. También en este campo, en esta obra personal dePatiño, filigrana de verde y cielo, se celebró cada año el Volvo Master de 1986 a 1993 y de 2000 a 2008. También acogió al Master de Andalucía y dos Campeonatos del Mundo (Amex).
Pero es España entera la que se ha beneficiado de la imagen de buen hacer de este impulsor del golf, que también apoyó desde su creación al cercano campo público de Las Cañada. Si podemos sacar dos ejemplos de Patiño, y hay muchos, el primero sería dedicación y el segundo perfección. Una apasionada entrega a lo que se hace, amándolo tanto que sólo se admite la perfección, perfila lo que entre nosotros desearíamos tener en abundancia para mejora la entera de la sociedad.
Por ello, entre los incontables testimonios que se suceden en estas horas glosando la figura de este gran nombre, entresaco esta miniatura: son las palabras recogidas en la web de la Federación, pronunciadas por Mel Pyatt, fundador del Volvo Master. “Hoy es un día triste; siento mucho la pérdida de mi amigo Jimmy. En 1987 nos dimos la mano y comenzamos a trabajar en la organización del Volvo Masters en Valderrama. Fue un acuerdo entre caballeros, no hubo necesidad de firmar un contrato".
"Mantuvimos una estrecha relación personal y empresarial, respetándonos el uno al otro; compartíamos los mismos valores estando convencidos de que podíamos llevar a cabo el mejor torneo de golf profesional de Europa. El Volvo Masters y Valderrama establecieron los más altos estándares en calidad, siendo reconocidos y seguidos por todos. Esto no habría sido posible sin la pasión y perfección de Jimmy. El mundo del golf le echará de menos”.
La propia subasta evocada al principio de estas líneas – “la mejor colección privada de arte relacionada con el golf que existe en el mundo", en palabras de director de Christie’s - es ella misma una acuarela del desprendimiento, de quien sabe que el último partido se juega sobre un césped diferente donde la bolsa de la vida debe ir ligera para dar golpes celestiales.
Pero el rastro que deja y los valores humanos que transmitió Jaime Ortiz Patiño no son transferibles, aunque siempre son emulables. Descanse en Paz.
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