El gobierno argentino intentará frenar esta semana el riesgo de cesación de pagos de deuda que enfrenta debido a una decisión de la justicia de Estados Unidos y que podría disparar una crisis económica.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su gabinete económico se reunieron durante el fin de semana para analizar la propuesta que realizarán a los llamados “fondos buitres” que ganaron una demanda en Estados Unidos por mil 500 millones de dólares.
Argentina está entre la espada y la pared, porque si los acreedores no aceptan una renegociación y exigen un pago inmediato, el país tendrá que declarar una moratoria ya que no está en condiciones de cubrir esta deuda.
Si el gobierno pagara los mil 500 millones de dólares a los “fondos buitres” el problema no terminaría, sino que se complicaría, porque de inmediato recibiría demandas de otros acreedores que exigirían pagos inmediatos por hasta 15 mil millones de dólares.
El desafío de la deuda argentina comenzó en diciembre de 2001, cuando estalló una de las crisis económicas, políticas y sociales más graves de la historia argentina y el presidente interino Adolfo Rodríguez Saá declaró el “default”, es decir, la cesación de pagos.
Argentina sólo pudo cubrir sus compromisos financieros con el Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta que en 2005 el fallecido expresidente Néstor Kirchner lanzó un canje de deuda que fue aceptado por más del 70 por ciento de los acreedores.
Kirchner también pagó la deuda de 10 mil millones de dólares que Argentina mantenía con el FMI, y en 2010 su sucesora, Fernández de Kirchner, amplió la oferta de canje con los tenedores internacionales de la deuda del país sudamericano.
Gracias a estas renegociaciones, el 92 por ciento de los acreedores de la deuda argentina aceptó rebajas históricas y plazos de pago, pero el 8.0 por ciento restante negó todo acuerdo y siguió litigando en tribunales de Estados Unidos, donde finalmente ganó.
Ese grupo minoritario está compuesto por los llamados “fondos buitres”, que son empresas financieras o privados que especulan con la deuda de países en problemas comprando bonos a precio de remate que después quieren cobrar por cifras millonarias.
Ahora Argentina tiene que tratar de convencer a esos fondos para que acepten una nueva negociación, ya que no pueden pagarles de inmediato y en efectivo porque ello afectaría al 92 por ciento restante que podría iniciar nuevos juicios internacionales.
La presidenta ya advirtió que Argentina quiere pagarle al 100 por ciento de sus bonistas, pero en condiciones justas y equitativas que no afecten la economía interna, la cual ya comenzó a recibir el impacto de la incertidumbre que rodea por ahora la negociación.
Los primeros síntomas fueron la caída diaria del mercado de valores, el derrumbe de los bonos, y el aumento del riesgo país y del dólar ilegal, que la semana pasada llegó a costar un 50 por ciento más que la divisa del mercado formal. unomásuno D.R,. 2014 unomásuno, diarioamanecer
No hay comentarios:
Publicar un comentario