Mensaje de Manfred a los bolivianos que residen en el exterior en el 184° aniversario de la fundación de la República
Queridos hermanos bolivianos:
Bolivia es una República soberana e independiente. Ese es un legado invaluable de nuestros padres que cada uno de nosotros ha adquirido el deber moral de defender aun con nuestras propias vidas. Sin importar qué tan lejos nos encontremos de nuestra Patria, nuestra efemérides es la oportunidad de que cada boliviano reafirme este voto de convicción en la restauración de una Bolivia democrática.
A lo largo de sus 184 años de vida, la República de Bolivia ha sobrevivido a revoluciones y golpes de estado, a dictaduras militares y dictaduras sindicales, a infaustas guerras y a presiones diplomáticas internacionales que pretendían el desmembramiento territorial. La República sobrevivió al estado nacionalista de 1952 y sobrevivirá, sin duda alguna, también al estado plurinacional.
Sin embargo, la defensa del principio de la independencia de poderes, que es el principio y razón de ser de la República, ha demandado en cada momento de nuestra historia de la participación y compromiso de los bolivianos para con los principios básicos de la democracia: la alternabilidad, la seguridad jurídica, el control de constitucionalidad y los derechos humanos han demandado en cada situación de peligro de un pronunciamiento claro y contundente del pueblo.
Este 6 de agosto nos encuentra en la difícil tarea de reagrupar y alinear a las fuerzas de la democracia boliviana en un frente amplio que permita garantizar que el voto no se disperse, pero – más importante aun – que nos permita además volver a cautivar y volver a hacer creer a los bolivianos en un sistema político capaz de superar esos errores y excesos que en el pasado produjeron una crisis de descreimiento en las instituciones de representación política.
Y hemos avanzado, modesta pero esperanzadoramente, en la conformación de un frente amplio nacional. Pero además, hay un consenso en los diferentes actores políticos que se proponen a la Presidencia de la República sobre la necesidad de, en breve tiempo, integrarse a un único frente o al menos viabilizar la consolidación de quien mayor apoyo muestre en una consulta primaria.
Pero esta voluntad de desprendimiento de la clase política, debe tener su correlato en la vigilancia e involucramiento de la ciudadanía en el control del proceso electoral. No se juega una candidatura en las elecciones del 6 de diciembre, sino el destino de una República cuya subsistencia depende de que la democracia se imponga claramente al totalitarismo en las urnas.
Somos una República. No hay capricho ni decreto que vayan a cambiar ese sentimiento y esa voluntad de vivir en independencia de poderes, con control de constitucionalidad, con libertades civiles y bajo el abrigo de la seguridad jurídica.
Este diciembre, como nunca antes, nuestros compatriotas que dejaron Bolivia para aportar desde el exterior con su trabajo al sostén económico del país, tendrán también oportunidad de ser actores, de aportar con su voto y su actitud vigilante, a que podamos recuperar la democracia y la soberanía de Bolivia.
Este 184 aniversario de la fundación de Bolivia, ese debería ser el compromiso sentido y militante que haga cada boliviano: involucrarse activamente en defender la transparencia de los procesos electorales, sin importar la distancia que lo separe de nuestra Patria.
Manfred Reyes Villa Bacigalupi
Bolivia es una República soberana e independiente. Ese es un legado invaluable de nuestros padres que cada uno de nosotros ha adquirido el deber moral de defender aun con nuestras propias vidas. Sin importar qué tan lejos nos encontremos de nuestra Patria, nuestra efemérides es la oportunidad de que cada boliviano reafirme este voto de convicción en la restauración de una Bolivia democrática.
A lo largo de sus 184 años de vida, la República de Bolivia ha sobrevivido a revoluciones y golpes de estado, a dictaduras militares y dictaduras sindicales, a infaustas guerras y a presiones diplomáticas internacionales que pretendían el desmembramiento territorial. La República sobrevivió al estado nacionalista de 1952 y sobrevivirá, sin duda alguna, también al estado plurinacional.
Sin embargo, la defensa del principio de la independencia de poderes, que es el principio y razón de ser de la República, ha demandado en cada momento de nuestra historia de la participación y compromiso de los bolivianos para con los principios básicos de la democracia: la alternabilidad, la seguridad jurídica, el control de constitucionalidad y los derechos humanos han demandado en cada situación de peligro de un pronunciamiento claro y contundente del pueblo.
Este 6 de agosto nos encuentra en la difícil tarea de reagrupar y alinear a las fuerzas de la democracia boliviana en un frente amplio que permita garantizar que el voto no se disperse, pero – más importante aun – que nos permita además volver a cautivar y volver a hacer creer a los bolivianos en un sistema político capaz de superar esos errores y excesos que en el pasado produjeron una crisis de descreimiento en las instituciones de representación política.
Y hemos avanzado, modesta pero esperanzadoramente, en la conformación de un frente amplio nacional. Pero además, hay un consenso en los diferentes actores políticos que se proponen a la Presidencia de la República sobre la necesidad de, en breve tiempo, integrarse a un único frente o al menos viabilizar la consolidación de quien mayor apoyo muestre en una consulta primaria.
Pero esta voluntad de desprendimiento de la clase política, debe tener su correlato en la vigilancia e involucramiento de la ciudadanía en el control del proceso electoral. No se juega una candidatura en las elecciones del 6 de diciembre, sino el destino de una República cuya subsistencia depende de que la democracia se imponga claramente al totalitarismo en las urnas.
Somos una República. No hay capricho ni decreto que vayan a cambiar ese sentimiento y esa voluntad de vivir en independencia de poderes, con control de constitucionalidad, con libertades civiles y bajo el abrigo de la seguridad jurídica.
Este diciembre, como nunca antes, nuestros compatriotas que dejaron Bolivia para aportar desde el exterior con su trabajo al sostén económico del país, tendrán también oportunidad de ser actores, de aportar con su voto y su actitud vigilante, a que podamos recuperar la democracia y la soberanía de Bolivia.
Este 184 aniversario de la fundación de Bolivia, ese debería ser el compromiso sentido y militante que haga cada boliviano: involucrarse activamente en defender la transparencia de los procesos electorales, sin importar la distancia que lo separe de nuestra Patria.
Manfred Reyes Villa Bacigalupi
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