Nunca como ahora habíamos observado el grado de sometimiento alcanzado por un Órgano Judicial. El poder político parapetado en Palacio de Gobierno “manda y ordena” enjuiciar, encarcelar e intimidar a todo aquel que se atreva a disentir y cuestionar sus decisiones.
Ejemplos hay de sobra. El más reciente, el atropello más descarado al “Estado de derecho” se registró en las últimas horas en el país cuando Leopoldo Fernández Ferreira, en menos de 72 horas, fue objeto de la instauración de dos acciones penales por supuestos e imaginarios delitos jamás cometidos por él y, en forma casi inmediata, fue sometido a “medidas cautelares” que como era de esperar “determinaron en su contra prisión preventiva”. De esta manera completamente torpe, en extremo burda, el Gobierno “impedía” que Leopoldo Fernández salga en libertad, precisamente este viernes 16 de septiembre, toda vez que se cumplen 36 meses de su cautiverio ilegal e indebido.
Es por eso que se inventan dos nuevas acciones penales en su contra, las dos con el único propósito de impedir que Leopoldo obtenga su libertad en forma inmediata precisamente hoy 16 de septiembre ya que el cálculo les falló puesto que el juicio por el denominado caso “El Porvenir” a tres años de su tramitación aún no concluye.
En este escenario lo que vimos es una actitud completamente repugnante de jueces y fiscales que muy presurosos dictaron resoluciones -con apariencia de visos de legalidad- que le imponen un nuevo cautiverio a Leopoldo Fernández, con lo que a estas alturas queda muy claro y para todo el mundo que Leopoldo Fernández es nada más que víctima del abuso, la prepotencia, la arbitrariedad y el oprobio, y en el que incurren curiosamente los “portadores del cambio”. En síntesis es un verdadero preso político impulsado por una especie de modernos torturadores que en esta ocasión y bajo este régimen gubernamental vienen revestidos de una aureola de “legalidad” dado que actúan en “nombre de la ley”.
Si así están las cosas en el país cabe aseverar con mucha firmeza que en Bolivia no existe más el “Estado de derecho”, éste es tan sólo una ficción y a la que se hace referencia simplemente con fines cosméticos. Por ello es que hay que decir que hoy día en Bolivia lo que en esencia rige no es más que el ejercicio del poder político por parte de una dictadura de “nuevo tipo”, mas nunca la vigencia plena de un régimen democrático como tal.
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