Con sabor agridulce…
Contra todo lo que se quería mostrar en los balcones, el estado de ánimo en el interior del Palacio de Gobierno distaba mucho de ser eufórico. Como políticos que son, Evo, Alvaro y alguno de los ministros, hacían esfuerzos para mostrarse sonrientes aunque era más que evidente que les costaba bastante.
La verdad es que esperaban más, mucho más y no es que considerarán que su constitución era la sumatoria total de las virtudes y por tanto sería aceptada por todos sin chistar. Es que algo falló y eso era lo que Evo en tono iracundo intentaba que le informaran sus colaboradores.
Se invirtieron recursos como nunca antes. Bueno es recordar que solo Isaac Avalos recibió del ministro Quintana cinco millones de dólares para invertirlos en la campaña (léase compra de conciencias). Se aplicó en forma rigurosa el “voto comunitario” y controlado en las áreas rurales y pobre de aquel que se atreviera a contradecir la consigna de votar por el Si y pobre también de aquel opositor que se aventurara a pasar por los territorios cautivos del MAS.
Se distribuyeron cédulas de identidad, duplicadas y triplicadas y el padrón electoral podía ser todo menos confiable. ¿Entonces que fue lo que falló? ¿Que impidió que se alcanzara el anhelado y anunciado 85 por ciento por el Si? ¿Qué impidió que el país se pusiera en la palma de la mano de Evo?
Por más que se rompieron la cabeza, los asesores gubernamentales no caían en cuenta, cosa que suele ocurrir cuando tenemos las cosas delante de nuestras narices. Ocurre que estos asesores acabaron intoxicados con su propia propaganda y no se percataron que existe un país, con todas sus contradicciones y diferencias pero que proclama ante todo la libertad, que quiere que todos tengan los mismos derechos políticos y que busca que las asimetrías económicas sean superadas sin que surja una nueva casta de privilegiados, como la que ya existe integrada por “autoridades” y dirigentes sindicales que con la campaña han llenado para buen tiempo sus bolsillos.
Este país no acepta que un indígena, por el solo hecho de existir, tenga mayores derechos que los otros, que la recuperación y revalorización de los derechos indígenas conculcados signifique la violación de los derechos de otros y que asuma el significado de una venganza.
No se percataron también que gran parte del país descree de las posiciones mesiánicas ya que tiene la suficiente madurez para conducirse, así sea en medio de aciertos y errores, sin que algún supuesto “iluminado” se arrogue esa potestad.
Existe por tanto un país dividido y es una constatación que no alegra a nadie excepto, claro está, a aquellos que “apuestan” al diseño de una Bolivia totalmente indígena de acuerdo al febril proyecto de algunas ONG´s que han visto el terreno propicio para impulsar sus frankestinianos diseños sociológicos y para seguir lucrando a costa de la pobreza de algunos países, como el nuestro.
A pesar de todo lo que se quiso mostrar la noche de este domingo en la plaza Murillo, en el gobierno el ánimo no está para festejos, la carta blanca que pretendían les fue negada y al final el festejo se convirtió en una patética reunión matizada por whipalas al viento para consumo de turistas borrachos, entre los que destacaban los “piqueteros” del norte argentino.
Contra todo lo que se quería mostrar en los balcones, el estado de ánimo en el interior del Palacio de Gobierno distaba mucho de ser eufórico. Como políticos que son, Evo, Alvaro y alguno de los ministros, hacían esfuerzos para mostrarse sonrientes aunque era más que evidente que les costaba bastante.
La verdad es que esperaban más, mucho más y no es que considerarán que su constitución era la sumatoria total de las virtudes y por tanto sería aceptada por todos sin chistar. Es que algo falló y eso era lo que Evo en tono iracundo intentaba que le informaran sus colaboradores.
Se invirtieron recursos como nunca antes. Bueno es recordar que solo Isaac Avalos recibió del ministro Quintana cinco millones de dólares para invertirlos en la campaña (léase compra de conciencias). Se aplicó en forma rigurosa el “voto comunitario” y controlado en las áreas rurales y pobre de aquel que se atreviera a contradecir la consigna de votar por el Si y pobre también de aquel opositor que se aventurara a pasar por los territorios cautivos del MAS.
Se distribuyeron cédulas de identidad, duplicadas y triplicadas y el padrón electoral podía ser todo menos confiable. ¿Entonces que fue lo que falló? ¿Que impidió que se alcanzara el anhelado y anunciado 85 por ciento por el Si? ¿Qué impidió que el país se pusiera en la palma de la mano de Evo?
Por más que se rompieron la cabeza, los asesores gubernamentales no caían en cuenta, cosa que suele ocurrir cuando tenemos las cosas delante de nuestras narices. Ocurre que estos asesores acabaron intoxicados con su propia propaganda y no se percataron que existe un país, con todas sus contradicciones y diferencias pero que proclama ante todo la libertad, que quiere que todos tengan los mismos derechos políticos y que busca que las asimetrías económicas sean superadas sin que surja una nueva casta de privilegiados, como la que ya existe integrada por “autoridades” y dirigentes sindicales que con la campaña han llenado para buen tiempo sus bolsillos.
Este país no acepta que un indígena, por el solo hecho de existir, tenga mayores derechos que los otros, que la recuperación y revalorización de los derechos indígenas conculcados signifique la violación de los derechos de otros y que asuma el significado de una venganza.
No se percataron también que gran parte del país descree de las posiciones mesiánicas ya que tiene la suficiente madurez para conducirse, así sea en medio de aciertos y errores, sin que algún supuesto “iluminado” se arrogue esa potestad.
Existe por tanto un país dividido y es una constatación que no alegra a nadie excepto, claro está, a aquellos que “apuestan” al diseño de una Bolivia totalmente indígena de acuerdo al febril proyecto de algunas ONG´s que han visto el terreno propicio para impulsar sus frankestinianos diseños sociológicos y para seguir lucrando a costa de la pobreza de algunos países, como el nuestro.
A pesar de todo lo que se quiso mostrar la noche de este domingo en la plaza Murillo, en el gobierno el ánimo no está para festejos, la carta blanca que pretendían les fue negada y al final el festejo se convirtió en una patética reunión matizada por whipalas al viento para consumo de turistas borrachos, entre los que destacaban los “piqueteros” del norte argentino.
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