La anulación del gasolinazo fue un gran triunfo popular, impuesto por la movilización masiva en todo el país.
El 31 de diciembre Evo Morales anunció la anulación del gasolinazo diciendo que “obedecía al pueblo”. Mintió. La medida había sido anunciada cinco días antes sin consultar siquiera a las dirigencias de organizaciones que apoyan al gobierno. Sólo consultaron a las transnacionales que exigieron “incentivos” para la producción porque con los precios internos no ganaban lo suficiente. Dictaron la medida a traición, cuando el pueblo estaba festejando navidades.
Fue absolutamente mayoritario el clamor de repudio a la medida del gobierno. Las juntas vecinales de El Alto, los mineros de Huanuni, los campesinos de Chapare, el pueblo de Cochabamba, los maestros y fabriles, sectores populares de Santa Cruz, los obreros de Oruro, todos salieron a la calle a exigir la derogación inmediata del decreto.
El gobierno mandó a la policía a reprimir, apresó manifestantes y amenazó a dirigentes para intentar acallar las protestas. Pero todo fue inútil. La movilización crecía.
Sólo unos pocos dirigentes vendidos como Pinaya, de maestros y dirigentes de la CSUTCB se pronunciaron a favor del decreto 748. Pero sus bases ya se estaban movilizando en contra.
Los patrones de la vieja derecha intentaron pescar en río revuelto, tratando de recuperar protagonismo. Pero a pocos engañan. Ellos son también sirvientes de las transnacionales y terratenientes. Nada bueno se puede esperar de esa gente que ya gobernó contra el pueblo.
La mayoría popular que comenzó a ganar las calles acuñó la consigna: “O retira el decreto o se va él”. El lunes comenzaba el bloqueo total, los paros cívicos y la huelga general… Así fue que el presidente anuló, obligado por el pueblo, el decreto maldito.
Pero eso no basta
Lo ocurrido mostró que la nacionalización fue una farsa. Que las petroleras extranjeras siguen mandando sobre nuestros hidrocarburos y también que este no había sido el “gobierno de los movimientos sociales” como dijo, sino el gobierno que obedece a las transnacionales.
Pero mostramos que la voluntad popular puede y debe imponerse.
Ahora hay que exigir que se cumpla con todos los reclamos populares, centrados en una verdadera nacionalización sin indemnizaciones de transnacionales de hidrocarburos y minería, expulsando a las transnacionales y a los gerentes de YPFB que sirven a las empresas extranjeras, YPFB controlada por el pueblo debe producir gas y petróleo, que hay en Bolivia en gran cantidad, para utilizarlo para industrializar y crear trabajos con sueldos dignos para todos, crear una gran petroquímica y fábricas en El Alto, en Potosí, en Oruro, expropiar a los terratenientes y entregar tierra a los campesinos para que produzcan alimento barato para el pueblo.
En lo inmediato exigir que los precios reviertan a los que había antes del gasolinazo. Un aumento salarial de emergencia que compense el aumento en más del 20% de los alimentos que ya sucedió antes del gasolinazo. Que se anule el decreto neoliberal 21060 que impide el control de precios y establece la flexibilización laboral. Que se anule el IVA, un injusto impuesto al consumo popular. Que se congele el precio del transporte de personas y que el Estado subsidie el transporte popular.
Y necesitamos urgente nuevos dirigentes que respondan a la lucha de las bases. Por la realización de Congresos democráticos en la COB, la CSUTCB y todas las organizaciones populares para echar a los dirigentes vendidos al gobierno.
Tenemos que poner en pie una alternativa del pueblo pobre, trabajador, campesino, de Bolivia. Para eso La Protesta propone comenzar por formar una amplia coordinación nacional como la que fue convocada el 18 de Octubre pasado en La Paz, como Asamblea Nacional Popular por la Agenda de Octubre, o el nombre que se decida en común, con todas las organizaciones que luchan por las demandas populares a fin de establecer una agenda unificada de reclamos y un plan de lucha para imponerlos.
2 de enero 2011- laprotestabolivia@gmail.com
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