Bolivia con crisis e inflación está en situación alimentaria vulnerable
Cualquier medida que se adopte sobre este asunto, pasa por la gestión económica, es decir por encima de la agenda política, que desgraciadamente parece primar en estos días y que podría prolongarse durante los próximos meses ante los referendos electorales.
La preocupación central de la mayoría de los países del mundo gira en torno a dos asuntos: la falta de recursos de agua dulce y la ostensible disminución de los alimentos. En este último aspecto, las voces de alerta se multiplican en foros internacionales y en informes especializados.La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha venido advirtiendo sobre la falta de alimentos y su encarecimiento.
En uno de sus últimos reportes dice que la situación puede tornarse imprevisible y muy preocupante, porque la cantidad de alimentos está descendiendo rápidamente, mientras que los precios crecen hasta niveles históricos.Resulta indiscutible que la desproporción que se registra entre el acceso a los alimentos y el coste de los mismos puede causar un colapso alimenticio a nivel mundial. Las reservas de los cereales han descendido un 11% el nivel más bajo desde 1980, mientras el precio medio de los alimentos crece un 40%, ante al 9% de hace un año.
En lo que respecta a Bolivia, Opinión, ha publicado ayer, un informe de valiosa importancia basado en datos del Grupo Interinstitucional de Desarrollo Rural (G-DRU) que afirma que en el país 3 millones 200 mil personas ya dejaron de comprar la canasta básica de alimentos. Si el Gobierno, Prefectura y municipios no hacen algo al respecto, en poco tiempo más se añadirán unos 392 mil nuevos pobres alimentarios.Ante esta situación cabe preguntar: ¿Qué hace el gobierno del presidente Evo Morales? ¿Cuáles son los planes de contingencia para no sólo incentivar la producción de agropecuaria en Bolivia, sino para evitar su paulatina destrucción, por falta de incentivo a proyectos en el agro, seguridad jurídica y fomento?
Bolivia no debe retornar a los primeros años de la revolución movimientista del 52 cuando una reforma agraria, mal concebida y peor implementada terminó por destruir el aparato productivo alimenticio en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. Hoy el oriente, donde se tiene una aceptable agricultura y pecuaria, corre el mismo peligro.Es urgente que el Gobierno frene la vulnerabilidad a la que está expuesta la agropecuaria, trabaje en la rebaja de los alimentos al consumidor y ponga en marcha un plan de seguridad alimentaria, como recomiendan los expertos del grupo mencionado.
Cualquier medida que se adopte sobre este asunto, pasa por la gestión económica, es decir por encima de la agenda política, que desgraciadamente, parece primar en estos días y que podría prolongarse durante los próximos meses ante los referendos electorales.En criterio de los especialistas, se debe mantener la libre convertibilidad de las monedas, asegurar la libertad para producir y para vender, evitar aparición y desarrollo de fallas de mercado y la actuación de fuerzas que puedan paralizar la producción.Bolivia es considerado un país donde la gente no se nutre adecuadamente, pero si esta espiral crece, estaremos ante enormes ejércitos que no puedan comprar alimentos.
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