Viendo decenas de fotografías de la marcha de campesinos y cocaleros hacia Santa Cruz, pude observar un detalle muy importante que no debe pasar desapercibido para quienes viviemos en Santa Cruz y que nos sentimos preocupados por la llegada de este grupo humano: ellos no vienen a pelear ni a matar.
Esa es la conclusión a la que llego luego de ver las armas que traen, viejos rifles de salón calibre 22 y algunas escopetas de un tiro. Algunos tienen escopetas automáticas; pero, en conjunto, son muy pocos en relación al gran número de marchistas, cercadores o bloqueadores, como se los quiera llamar.
Viéndolos también marchar sonrientes, pareciera que hasta felices, podemos entender que ellos no vienen a matar, sino que se están ganando el pan nuestro de cada día. Están cumpliendo un trabajo por el que esperan recibir una remuneración al final de su movimiento. No van a la guerra. No se ven rostros preocupados o entristecidos porque tienen la misión de matar, sino rostros sonrientes que buscan llegar a Santa Cruz y armar un escándalo tal vez.
Mientras que los medios de comunicación oficialistas han venido creando la sensación de que miles de campesinos, indígenas y cocaleros marchan armados hacia Santa Cruz Dios sabe para qué.
Tengo también la sensación de que es momento de que quienes vivimos en Santa Cruz definamos una estrategia para hablar con esta gente, recibirlos tal vez, explicarles que aquí no se les hará la guerra. Debemos instruir a la Unión Juvenil que no salga a las calles y debemos a toda costa impedir que estos nuestros jóvenes se enfrenten a esta gente que viene junto a mujeres y adolescentes.
El gobierno, para nadie es un secreto, viene buscando la confrontación y su primer muerto en Santa Cruz. Busca la excusa perfecta para militarizar y dictar estado de sitio en este departamento para que no se cumpla. Sabe que los cambas respondones no cumplirán esa medida y el gobierno tomará decisiones. Pero no será en contra de 1 millón de opositores, sino en contra de los principales líderes de oposición como el prefecto, los cívicos, alguna prensa que publique algo que consideren violó el estado de sitio. No será contra todos, ellos sólo necesitan unos cuantos para dar escarmiento.
Lo sucedido en Pando tiene que ser la muestra de lo que puede pasar en Beni, Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. Leopoldo Fernández fue apresado y confinado por violar el estado de sitio, no fue apresado y confinado por opositor al igual que las otras 11 personas. Mientras tanto, el defensor del pueblo y el de derechos humanos, piden la libertad de los que llegaron a Pando con la misión de provocar un enfrentamiento. Ese es el triste papel al que han sido llamados nuestros sufridos y utilizados campesinos.
Entonces, bueno sería que nuestras autoridades y nuestra dirigencia cívica, en vez de lanzarse a enfrentar a los campesinos que vienen desde lejos, hablen con ellos, les brinden ayuda para su descanso y alimento. La confrontación viene del otro lado, no hay que caer en el mismo juego. No permitamos un estado de sitio en Santa Cruz, ni muertos, ni presos ni confinados políticos.
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