siempre libres seamos
De nuevo los amos que desde el altiplano gobiernan Bolivia pretenden dar un castigo ejemplarizador a quienes tienen el atrevimiento de considerar sus esclavos. Antes, la elegida fue Santa Cruz, cuando entre los años 57 y 59 soportó una invasión que redundó en la violación de sus mujeres, en muertes brutales y violentas y en innumerables torturas a sus ciudadanos.
Ahora, le tocó el turno a Pando, a quien han elegido castigar, de manera ejemplarizadora, como sólo quien se cree amo sabe hacerlo, como sólo quien se supone amo elige hacerlo cuando cree que es tiempo de dar un escarmiento a sus esclavos para que no se les ocurra alentar un nuevo episodio de valentía en aras de su liberación.
Los amos que tienen ahora las riendas del país y sus sicarios de las Fuerzas Armadas se encuentran armando la estrategia y montando el escenario con el que transformarán a las víctimas en culpables, las pondrán en el banquillo del acusado y como buenos genocidas dejarán un escarmiento digno de quedar en los anales de la historia, intentando que nuestros pueblos agachen la cabeza y les hagan venias.
En medio del clima de opresiones y humillaciones con las que quieren someter a nuestros pueblos, el vicepresidente en su papel de conde Drácula se dirigió a la opinión pública con los colmillos chorreando la sangre que acababa de beber a borbotones en Pando. Con su tono rimbombante y marcial con el que intenta imitar al Fuhrer, impostó su voz nasal mientras recreaba la sarta de patrañas con las que intentará mentirle al mundo tergiversando de cabo a rabo la verdadera historia acaecida en Pando. Una sarta de mentiras de putero, con poses de putero, pura basura que intentará pasar por la verdad impuesta por el amo.
La frustración ha llenado los pulmones de miles de cruceños que comienzan a sentir el odio bullendo en sus venas. El odio nace de la injusticia, nace del abuso, nace del dolor de sentirse abusados, violados y encima calumniados y utilizados.
El dolor es más que la tristeza, es bronca, ira, reventón en el estómago, asfixia, rabia, bronca, bronca.
Hubo una misa en los predios de la catedral, una misa por los caídos. La noche estaba fresca y calma, las almas unidas en el dolor, en la decisión de no dejarse vencer, en la rabia profunda, en la esperanza en que Dios nos deje vengar las muertes injustas con las que el opresor pretende darnos un escarmiento.
Las oraciones venían como un eco de nuestros propios pensamientos. " y dijo Jehová que los padres deberán contar a sus hijos todo lo que les pasó, deberán decirle todo lo que han sufrido, los daños que han recibido, deberán trasmitir de generación en generación todo lo que les hicieron" Y eso es lo que sentimos ante este momento crucial en el que palpamos el cerco de la opresión, el reventón de nuestra dignidad.
Yo quiero ponerme a gritar ahora, gritar todos los días la historia que venimos pasando, quiero que mis hijos y mis nietos sepan de ahora para siempre todo los que nos ha sucedido y nos está sucediendo, quiero que Dios me de la oportunidad de vivir para ver la justicia, para encontrar la paz en mi corazón que padece el dolor de la maldad de quienes han querido ser nuestros enemigos para robarnos nuestra vida, para sacarnos de nuestra tierra y quedarse con lo que hemos trabajado.
Me rebelo, me resisto, no quiero seguir las directrices que me quieren convencer que tengo que trabajar, que nunca más tengo que bloquear, ¿que no me tengo que defender?
Entonces para que voy a trabajar si no puedo defenderme, ¿cual es la razón para que trabaje? ¿Para darle el beneficio de mi esfuerzo a quienes nos explotan y nos roban nuestros recursos? Para que ellos vengan con el látigo y nos manden trabajar más, que no levantemos la cabeza porque necesitan más lucro para crear nuevas estrategias para seguirnos dominando.
No voy a trabajar, mientras no me digan para que mierda sirve que trabaje si no tengo libertad. Yo quiero defenderme, quiero gozar de libertad, no quiero trabajar para emborracharme, carnavalear, comprarme un autazo, una mansión mientras vendo mi alma al diablo y no soy libre de tener un proyecto de vida, de recrear y reproducir mi cultura.
Yo no quiero trabajar si no me respetan, si no me hago valorar, si no tengo derecho a un futuro. No me interesan los bienes materiales tanto como para dejarme esclavizar por ellos. Yo quiero vivir en libertad, poderle decir a mis hijos que nadie los domina, que pueden ser, que tienen derecho a existir.
Trabajar sin libertad es la dinámica del esclavo, es el discurso del esclavo y yo reniego a ser esclava, por lo que invito a que mi pueblo deje de trabajar y aprenda a luchar, aprenda a tolerar cercos, aprenda a hacer estrategias, aprenda a resistir, aprenda a protestar, aprenda a ser libre porque esa es la mayor riqueza y el oficio más digno que podemos dejarle a nuestros hijos.Siempre libres seamos y sin temor, porque créanme que nada es más terrible que perder la libertad y nada más indigno que aceptar la opresión.
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