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miércoles, 10 de septiembre de 2008

queda para la historia como la fecha de la masiva rebelión en contra del centralismo


Ofrenda de sangre derramada
Mauricio Aira

“El nueve del nueve de 2008 ha ingresado a la historia. El pueblo explotó en un grito de rabia como un tigre herido pasando sobre la impotencia y la frustración” escribe Centa Reck cronista de la vida diaria en la capital del oriente al unísono Los Tiempos ve en lo sucedido en Santa Cruz, la primera expresión de la madre de las batallas que ha comenzado a librarse en el país entre Morales que no parece ceder en sus intenciones y las regiones que no pueden, someterse a la verticalidad de un proyecto que no representa a la sociedad.

Los ojos del mundo están puestos sobre Bolivia, sobre un Presidente que realiza extraños periplos por Libia e Irán, que nadie comprende porqué ni para qué mientras en la patria, la confrontación arrecia especialmente al haber sido lanzados los decretos inaceptables de convocar a un referendum sobre el texto de la llamada NCPE, producto de otro baño de sangre en Sucre y su ratificación entre gallos y medianoche en Oruro.

Lo deplorable son las voces disonantes del ministro Rada insultando a los hermanos santacruceños y tildándolos de facistas, racistas, vándalos, delincuentes, como si adjetivar a los protagonistas de los sucesos le restara efecto a su significado que sigue siendo un alegato en favor de la Paz y por el entendimiento ante un EM indiferente, impasible a la demandas que hasta ahora han carecido de un receptor que tome en cuenta sus pedidos.

No es posible desconocer que los pueblos no se someten, ni se resignan a la opresión, no pueden dar por bien hecho que se asalten sus recursos y que no son ciudadanos de categoría inferior por ser cambas, por ser cochalas o chuquisaqueños y no ser “originarios” la nueva denominación para distinguir a los masistas (que apoyan al régimen) de los otros que desde Tarija, Sucre, Beni, Pando o Santa Cruz se han pronunciado contra el centralismo secante y trasnochado y han elegido la autonomía como sistema de gobierno, siendo éste su pecado mayor y la causa del encono con que son tratados por el poder central.

Santa Cruz ha dado testimonio de un proyecto productivo exitoso, de empresas e instituciones que son resultado de un esfuerzo colectivo de muchos decenios porque nadie les regaló la organización que tienen, sino que de una región pujante ha creado servicios cooperativos que son un modelo de funcionamiento para todo el país. Su historia colectiva tiene los rasgos de haber sido golpeada, vapuleada, sometida por anteriores regímenes pero especialmente por el actual, escrita con violencia y sangre que con todo derecho proclaman su administración departamental. Lo sucedido en las últimas horas es una señal clara no admiten ser reprimidos ni violentados y que están cansados de las reiteradas amenazas con cercos, con invasiones, con bloqueos de toda laya.

El mundo entero ha podido contemplar el infierno de Dante desatado por las calles de Santa Cruz cuando mostraron la arremetida contra los discapacitados que parecían a punto de morir sofocados por los gases policiales, la carencia del mínimo respeto por la persona humana se hizo patente a toda prueba. El régimen con tal de lograr la reelección de Evo y su “eterna permanencia en el poder” es capaz de cualquier cosa, de manera que no resulta extraño que al librarse la rabia contenida dé por resultado otras expresiones de mayor violencia.

Las dos semanas de desórdenes con la mar de incidentes desatados han dado por resultados varias decenas de ciudadanos heridos, sangre derramada por calles y plazas, la destrucción del patrimonio del Estado, máquinas e instalaciones destruídas, documentación incendiada, bienes desaparecidos que por desgracia pertenecen a todos los bolivianos y cuya reparación o reposición son en la mayoría de los casos imposibles de logar.

Estamos ante la paradoja de una administración sorda y ciega, que habiendo sido opositora utilizó hasta el cansancio métodos de acción política de los que hoy se escandaliza, no admite ni tolera, no esucha el reclamo colectivo y persiste en el recorte de los recursos que corresponden al Impuesto Directo a los hidrocarburos, extraña conducta que ha dado lugar a pronunciamientos de la Cancillería de Brasil, de la ONU, de la OEA, de la Iglesia Católica, negativas que dejan en descubierto su intención de aprobar su NCPE como el instrumento de perpetuación y dominación.

El episodio relatado por La Razón, de haber provocado el enojo de un alto mando la llamada de atencion de EM por la escasa efectividad de las FFAA para enfrentarse a las protestas y la respuesta que habría dado: “Podemos enfrentarlas si firma usted las órdenes expresas que provocarán muertos” cuya responsabilidad tendría que asumir. Menos mal, decimos nosotros que algunos militares conservan el decoro y la dignidad cuando el nueve del nueve Santa Cruz ha marcado la defensa de Bolivia para que “la barbarie retroceda y la democracia se imponga”.

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