El acuerdo político gestado en el Congreso de la República confirma una vez más que la política no es sólo la ciencia y el arte de lo posible, sino también “de lo imposible”.El acuerdo definió los resultados de una batalla política que se inició cuando el proyecto de poder hegemónico del MAS no alcanzó los dos tercios en la Asamblea Constituyente.Desde entonces la confrontación se desplazó a las calles, en donde la sociedad civil y sus instituciones cívicas y prefecturales desarrollaron una tenaz resistencia y lucha por los dos tercios y la aprobación de los estatutos autonómicos.El país autonómico diseñado desde el norte amazónico, el centro de la llanura, los valles centrales, y el sur chaqueño y tarijeño surgió con inusitada fortaleza.Los departamentos rebeldes de la ‘media luna’ y su instrumento de acción, el Conalde, escindieron políticamente a la República con visiones de sociedad, país y estado diferentes.El Gobierno central desarrolló una estrategia de lucha en todos los frentes sobre la base de los “movimientos sociales” y a un agresivo aparato de comunicación.Se posicionó astutamente como el único y legítimo “gobierno revolucionario” frente a una supuesta oposición “de derecha oligárquica de terratenientes y separatistas”.La toma de Cobija, bajo despliegue militar, para detener a un solitario e inerme gobernador electo y ratificado en las urnas ensombreció la democracia boliviana.La arenga premonitoria del ministro Quintana prediciendo la muerte política del gobernador Fernández, “condenándole a morir bajo tierra con los gusanos”, crispó aún más el ambiente político. Fue una pieza oratoria de antología del odio e incitación a la violencia.Allanamientos y malos tratos; enmascarados con “pasamontañas” y automóviles con vidrios oscuros; apresamiento de líderes cívicos y de periodistas.… confinamientos y medio centenar de bolivianos “refugiados”.El Estado de derecho destruido y hecho pedazos. Asoma en el horizonte la instalación de un régimen represivo y policiaco con métodos que en el pasado utilizaron los regímenes autoritarios que sembraron el temor y el miedo que esta generación nacida en democracia no conoció, sino por el relato de sus padres.Las batallas políticas que vendrán serán duras. El bloque de oposición cívico-prefectural-corporativo tendrá que rearticularse para organizar una opción frente a la maquinaria electoral y comunicacional del MAS y del Gobierno.El país se ha electoralizado de nuevo. Lo hace en momentos cuando la crisis mundial del sistema financiero sacude a las economías del mundo, incluida la de Bolivia.La minería del zinc y del estaño está en quiebra.Miles de trabajadores mineros son despedidos en masa. El barril de crudo bordea los 60 dólares, afectando la sustentabilidad económica de un estado rentista y prebendal.El Gobierno se verá obligado, al fin, a hacer gestión y enfrentar el torbellino político, social y económico que se avecina y, probablemente, tendrá que hacerlo sin el apoyo económico de Chávez.
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